Un acto de violencia sacudió la tranquilidad de la región del piedemonte nariñense el pasado sábado 15 de marzo, cuando Oswaldo López, un joven de 29 años, oriundo de la vereda San Isidro, en el municipio de Ricaurte, Nariño, fue asesinado a balazos en la vereda Chucunés, jurisdicción de Mallama, Cauca. El trágico suceso ocurrió en la tarde del sábado, dejando consternados a familiares, amigos y miembros de la comunidad.
Según los testimonios de testigos, un grupo de desconocidos llegó a una casa de lenocinio en la que se encontraba la víctima. Sin mediar palabra, uno de los sicarios disparó contra López, propinándole varios impactos de bala, ocho en total, que acabaron con su vida en cuestión de minutos. Tras cometer el crimen, los agresores huyeron rápidamente del lugar, dejando a la comunidad en shock y sin respuestas inmediatas sobre los motivos del ataque.
Dolorosa partida
La noticia del asesinato ha provocado una profunda tristeza en la comunidad de Ricaurte y en la familia de Oswaldo López, quien deja atrás a su pareja y dos pequeños hijos. La familia enfrenta ahora el dolor de su partida, pero también la incertidumbre sobre las razones detrás de su muerte. La joven víctima era conocida en la región como una persona amable y trabajadora, lo que hace aún más inexplicable este ataque.
Hasta el momento, las autoridades no han logrado determinar las causas del asesinato ni el móvil del crimen. La investigación está en manos de las autoridades competentes, quienes han comenzado a recolectar testimonios y pruebas para esclarecer los hechos. Aunque no se descartan varios posibles motivos, algunos sugieren que el ataque podría estar relacionado con disputas locales o con actividades ilícitas en la zona, debido a la ubicación del establecimiento donde ocurrió el crimen.
Violencia
El caso de Oswaldo López se suma a una creciente preocupación sobre la violencia que afecta a las regiones del piedemonte nariñense, donde los enfrentamientos entre grupos armados y la presencia de actores ilegales han generado un clima de inseguridad en los últimos años. Este tipo de crímenes deja una marca dolorosa en las comunidades, que ven cómo la violencia sigue cobrándose vidas en medio de la incertidumbre. Con la muerte de López, la comunidad de Ricaurte, Mallama y otras zonas cercanas no solo llora a una víctima más de la violencia, sino que también hace un llamado a las autoridades para que intensifiquen los esfuerzos por garantizar la seguridad en el territorio. Familiares, amigos y ciudadanos exigen que el crimen sea esclarecido y que los responsables sean llevados ante la justicia para que este asesinato no quede impune.

