El 9 de marzo de 2025, la violencia en el municipio de Tumaco, Nariño, cobró una nueva víctima: Cristian Fernando Guanga, un joven líder indígena del pueblo Awa, fue asesinado cuando se encontraba en la entrada del corregimiento de Llorente. Guanga, de 24 años, había desempeñado el cargo de gobernador suplente y formaba parte de la Guardia Indígena del resguardo Piguambi. Su muerte, que ocurrió alrededor del mediodía, ha causado gran consternación en la comunidad, que lo recordaba por su arduo trabajo en pro de la defensa de los derechos de los pueblos indígenas.
Conmoción
La Unidad Indígena del pueblo Awa (Únipa) fue la primera en confirmar el asesinato de Guanga, quien, desde el año 2023, había presentado denuncias ante la Fiscalía sobre las amenazas de muerte que recibía constantemente. Estas amenazas habían sido motivo de preocupación para la comunidad y, en respuesta, se le asignó un esquema de seguridad por parte del Estado. Sin embargo, según denuncian los líderes indígenas, el esquema de protección era «deficiente» y no logró evitar la tragedia.
El asesinato de Guanga se suma a la alarmante cifra de 34 líderes sociales y defensores de derechos humanos asesinados en lo que va del año 2025, según el informe de Indepaz. Este crimen evidencia una vez más la grave situación de violencia que enfrentan los líderes sociales, especialmente aquellos que defienden los derechos de las comunidades indígenas en el país.
Medidas de protección
El caso de Guanga resalta la continua amenaza y vulnerabilidad de los líderes sociales en Colombia, quienes a pesar de contar con medidas de protección por parte del Estado, siguen siendo blanco de ataques por parte de grupos armados ilegales. En este contexto, organizaciones sociales y defensoras de derechos humanos han reiterado su llamado al gobierno para que garantice la seguridad de los líderes y activistas en todo el país, así como la implementación efectiva de políticas públicas para proteger la vida de quienes se han comprometido con la paz y la justicia social.
Miedo
El asesinato de Cristian Fernando Guanga deja una profunda herida en la comunidad Awa, que hoy llora la pérdida de uno de sus jóvenes líderes. En un país donde la violencia contra líderes sociales sigue siendo un tema crítico, la muerte de Guanga se suma a una larga lista de tragedias que reflejan la falta de garantías para la defensa de los derechos humanos en muchas regiones del país. Este asesinato también pone de nuevo sobre la mesa la urgencia de fortalecer los mecanismos de protección y respuesta ante las amenazas que enfrentan aquellos que luchan por los derechos de las comunidades más vulnerables.

