En una iniciativa que busca la protección tanto de la salud pública como del patrimonio cultural y ambiental de la ciudad, un grupo de líderes sociales encabezados por Aníbal Arévalo ha presentado una solicitud formal al alcalde de Pasto para eliminar el talco del tradicional Carnaval de Negros y Blancos. En su exposición, Arévalo argumenta que el uso del talco en las festividades representa un riesgo para la salud de los participantes y la comunidad en general, además de afectar negativamente las obras de arte de los artesanos, músicos y danzantes, y contribuir al desperdicio de agua.
En cuanto a las razones de salud, Arévalo citó estudios internacionales que vinculan el talco mineral con problemas graves como el cáncer, la mutagenicidad y la toxicidad. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el talco tiene propiedades que lo hacen peligroso para la salud de las personas expuestas a él, especialmente cuando se inhala o entra en contacto con los ojos.
Riesgos
«Lo que le solicitamos al alcalde de Pasto es que se adhiera a los protocolos internacionales dictados por estas organizaciones de salud, que indican que el talco mineral es cancerígeno, mutágeno y tóxico», expresó Arévalo. El líder de la propuesta destacó que la exposición constante al talco, especialmente durante las festividades masivas como el Carnaval, pone en riesgo la salud de miles de personas, entre ellas los niños y personas con condiciones preexistentes de salud.
La propuesta también se basa en la protección del patrimonio cultural de la ciudad, en particular las obras de los artesanos, músicos y danzantes. Durante el Carnaval de Negros y Blancos, el talco es utilizado en grandes cantidades, lo que provoca que se adhiera a los trajes y los instrumentos de los participantes. Esto dificulta el desempeño de los artistas y puede dañar las elaboradas vestimentas y obras de arte que caracterizan esta celebración, que es considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO.
Barrera
Arévalo mencionó que el talco en los ojos de los participantes impide que puedan ver adecuadamente, lo que representa no solo una barrera para disfrutar del evento, sino un riesgo para la seguridad de los danzantes y demás participantes. «Proteger nuestras tradiciones es fundamental, pero también lo es asegurar que las personas puedan disfrutar de la festividad sin poner en peligro su salud o el arte que representan», explicó.
Desde una perspectiva ambiental, la propuesta también subraya los efectos negativos del uso excesivo del talco en el Carnaval, especialmente el desperdicio de agua que ocurre cuando se utiliza en grandes cantidades para diluirlo y lanzarlo en las calles. Esto contribuye a la contaminación del agua y aumenta el consumo de un recurso cada vez más escaso, algo que no es sostenible a largo plazo.

