Un nuevo acto de violencia en el municipio de Ricaurte donde Richard Quenán, un mototaxista de 30 años, fue asesinado a tiros cuando se movilizaba en su motocicleta por las calles de un barrio del municipio. Testigos afirman que los sicarios sorprendieron a la víctima mientras se desplazaba, disparándole en varias ocasiones sin mediar palabra. El ataque fue tan rápido y letal que la víctima no pudo hacer nada para salvar su vida.
Quenán, quien residía en la vereda San Pablo, se ganaba la vida como mototaxista, un oficio muy común en la región del piedemonte nariñense, que le permitió sustentar a su familia. Según fuentes cercanas a la víctima, su labor como transportista de personas era muy valorada en la comunidad, donde se le conocía por su amabilidad y su compromiso con su trabajo.
Consternación
El asesinato ha generado conmoción en la localidad, especialmente entre los miembros del gremio de mototaxistas, quienes se encuentran consternados por este nuevo crimen. Miembros del sector han expresado su pesar a través de las redes sociales y pidieron justicia para Quenán, quien, según ellos, representaba la esperanza de muchas familias que sobreviven del mototaxismo. En este sentido, el gremio ha solicitado que las autoridades locales inicien una investigación rigurosa para esclarecer los hechos y dar con los responsables.
Este lamentable suceso no es el primero que involucra a un mototaxista en la región. En menos de un año, varios integrantes del gremio han perdido la vida en circunstancias similares, lo que ha aumentado el miedo y la desconfianza en la comunidad.
Incertidumbre
Las autoridades, por su parte, no se han pronunciado oficialmente sobre el caso hasta el momento, lo que ha generado incertidumbre entre los habitantes de Ricaurte, quienes claman por más seguridad y protección frente a la creciente ola de violencia. Mientras tanto, la familia de Richard Quenán enfrenta el dolor de la pérdida de un ser querido, que, según sus amigos, siempre luchó por darle lo mejor a su familia. En la región, la violencia sigue arrojando sombras sobre el día a día de los ciudadanos, dejando atrás la pregunta de hasta cuándo continuará este ciclo de muerte y sufrimiento. La falta de respuestas claras por parte de las autoridades agrava aún más la angustia colectiva, mientras la sociedad local pide con urgencia una solución a esta creciente problemática de inseguridad.

