En medio de la creciente violencia que azota la región del Catatumbo, en Norte de Santander, el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (Icbf) ha decidido tomar medidas urgentes para mitigar el impacto del conflicto armado sobre las poblaciones más vulnerables, en especial los niños, niñas y adolescentes.
La entidad anunció la instalación de una sala de crisis con el propósito de ofrecer asistencia inmediata a las familias desplazadas debido a la escalada de hostilidades entre grupos armados ilegales en la zona.
Según la directora del Icbf, Astrid Cáceres, las acciones que se implementarán buscarán garantizar la protección de los derechos de los menores y brindar apoyo a las familias que han tenido que abandonar sus hogares, especialmente aquellas que han llegado a municipios cercanos como Ocaña, Tibú. y Cúcuta.
Control
Estos desplazamientos han sido forzados por la intensificación de los enfrentamientos entre los diferentes actores armados en el Catatumbo, un territorio marcado por décadas de violencia vinculada al narcotráfico y el control territorial de guerrillas y bandas criminales.
«Conozco las realidades que viven nuestros niños en muchas de las zonas donde hay conflicto armado. Nos hemos propuesto trabajar juntos para que haya una generación de paz en Colombia. ¿Cuál es el futuro y presente que le estamos dando a los niños y niñas sí? ¿Por encima de ellos siempre van a estar los negocios del narcotráfico y otro tipo de actividades ilegales que llevan a los pueblos a enfrentarse?”, expresó Cáceres, quien ha sido una firme defensora de los derechos de la niñez en el país.
Riesgos
El Icbf ha alertado sobre los riesgos que enfrentan los menores en medio del conflicto, pues la violencia no solo afecta su bienestar físico, sino que también los pone en situación de vulnerabilidad frente al reclutamiento forzado, una práctica aún presente en diversas regiones de Colombia. «Todavía persiste el reclutamiento forzado», manifestó Cáceres.
Además de la instalación de la sala de crisis, el Icbf ha desplegado varias unidades móviles con el fin de llevar a cabo un monitoreo de la situación y revisar el restablecimiento de derechos de los niños y niñas afectados. En total, seis unidades móviles se han puesto en funcionamiento, para proteger a los menores.
En un esfuerzo adicional para proteger la salud de los niños y niñas desplazadas, el Icbf ha enviado 2.232 unidades de bienestar líquida y 600 cajas que contienen 21.600 unidades de este producto nutricional, con el objetivo de mitigar los efectos de la desnutrición en la población infantil. afectado por la crisis. Este envío responde a una necesidad urgente en medio del desplazamiento, que ha dejado a muchas familias sin acceso a alimentos y servicios básicos.
Desnutrición
La situación en el Catatumbo sigue siendo alarmante. El recrudecimiento de la violencia ha generado una crisis humanitaria que afecta principalmente a las poblaciones más vulnerables, y especialmente a los niños y adolescentes, quienes no solo son víctimas directas de la violencia, sino también de la desnutrición, el reclutamiento forzado y la falta de acceso a servicios esenciales. La intervención del Icbf es un paso necesario, pero el desafío sigue siendo grande.
Desde el Gobierno Nacional, se han hecho llamados a los grupos armados ilegales para que detengan su accionar violento, especialmente en áreas tan sensibles como la niñez. «Este llamado lo hacemos a los grupos armados que prefieren enfrentarse pasando por encima de la vida de los niños», concluyó Cáceres.
El futuro de muchas familias y niños de la región depende de la capacidad del Estado y de la sociedad en su conjunto para garantizar la protección de sus derechos y ofrecerles una oportunidad para salir de la espiral de violencia.

