No miento que cada día que salgo al entorno de la Plaza de Nariño, recibo cantidades de volantes que hombres y mujeres reparten en cada esquina. Cuando los recibo, siempre voy de afán y no los leo, pero anoche, al revisar mi libreta y encontrar entre sus hojas, como 20 de esos volantes me puse a leerlos.
¡Y, sorpréndase! Todos le hacen propaganda a magos, brujos y brujas, adivinos, quienes prometen las cosas más inverosímiles e increíbles. Pero lo, realmente insólito es que haya personas que crean que estos señores, sean capaces de hacer todo lo que dicen.
“Le devolvemos su ser amado en 3 días, y le prometemos que quedará ligado para siempre con usted”, reza uno de esos volantes.
Otro promete darle suerte en el amor y devolverle la potencia sexual en cuestión de días. ¡Quedará usted como un toro!, reza una de esas propagandas, pero no sabemos si es por los cuernos que adornan las testas de los pobres impotentes.
Otro de los anuncios, señala que, con solo una consulta, usted podrá darse cuenta sí en su casa hay un entierro y hacerse rico de la noche a la mañana. ¡Sacamos cualquier clase de guacas, por más enterrada que este! dice uno de esos anuncios.
También le dicen con solo mirarle los ojos, si a usted le han hecho algún maleficio y ofrecen quitárselo en menos de lo que canta un gallo. Pero, si usted tiene un enemigo que le hace la vida imposible o le está tirando los perros a su mujer ¡no se preocupe! También puede mandarle a colocar un maleficio para que se le caiga el pelo y otras cosas y no ande fregándole la vida,
Pero, ya hablando o mejor escribiendo más en serio, la verdad es que no puedo creer que haya gente que crea en esas cosas. Pero indudablemente debe haberlas, puesto que por los volantes que mi en estos momentos hay por lo menos en Pasto, 20 señoras y señores que se dedican a la magia negra y blanca. Y, desde que hay tantos, es que la gente cree que son capaces de decirle el número del chance o la lotería o de hacer maleficios y amarres. Lo único que sé con certeza es que la gente entrega su dinero a cambio de esas ilusiones y pierden el billetico, puesto que ni el ser amado regresa en tres días, ni en su casa hay ningún entierro, ni nunca se va a ganar la lotería. Pero un poco de esperanza y pendejismo no le hace mal a nadie.

