“Los muros hablan”: la historia y lucha por los derechos humanos en Pasto

En la ciudad de Pasto, un grupo de artistas ha encontrado en los murales una poderosa herramienta de expresión y protesta social. A través de sus pinturas, buscan dar visibilidad a las historias de dolor, resistencia y esperanza que nacen de las víctimas de la violencia en Nariño y Colombia. Un claro ejemplo de ello es el trabajo del artista Mauricio Ojeda, quien ha sido parte fundamental de este movimiento artístico que tiene como objetivo enviar un mensaje de memoria histórica y justicia social.

El centro de muchos de estos murales se basa en la memoria histórica, esa que no debe olvidarse por todo lo que ha ocurrido en el país. En especial, se hace un homenaje a las madres que han perdido a sus hijos, aquellos que fueron desaparecidos en el marco del conflicto armado, así como a los campesinos afectados por la violencia que ha marcado a muchas regiones del país.

Galerías

Los muros de la ciudad, especialmente en varios sectores de Pasto, se han convertido en verdaderas galerías de conciencia social, donde las paredes hablan. Cada trazo, cada color, cada imagen cuenta una historia, y las voces de los artistas resuenan con fuerza en cada rincón. Mauricio Ojeda, a través de su arte, expresa la urgencia de que como sociedad pongamos la mano sobre el corazón y reflexionemos sobre lo que está ocurriendo en nuestro país.

«El arte, en este contexto, es un mecanismo de expresión para contar lo que no se debe olvidar», menciona Ojeda. «Si intentan callar a las personas, los muros empiezan a hablar», asegura el artista, aludiendo a la capacidad del arte urbano para mantener viva la memoria y visibilizar las injusticias que aún afectan a miles de colombianos.

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Resistencia

Estos murales no son solo pinturas, son símbolos de resistencia. Son gritos silenciosos que invitan a la reflexión sobre los derechos humanos, la paz y el respeto por la vida. Cada obra es una invitación a sensibilizar a la sociedad sobre las consecuencias de la violencia, pero también sobre la necesidad de sanar como nación. El arte como medio de expresión tiene el poder de trascender, de ir más allá de lo visual. Los muros de Pasto se han convertido en un espacio para recordar, para exigir justicia, y para mostrar al mundo las luchas que aún están vivas en la memoria colectiva. «No podemos permitir que el olvido se apodere de nosotros», señala Ojeda. «Las personas tienen derecho a que sus historias sean escuchadas, y el arte es la forma más poderosa de darles voz».