En un mundo cada vez más globalizado, las emprendedoras nariñenses están dejando una huella significativa al llevar la riqueza cultural de Nariño a diversos rincones del planeta. María Alejandra Gómez, Astrid Díaz y Mónica Revelo, tres amigas de la universidad, decidieron unir fuerzas para crear e innovar productos que reflejan la esencia de su tierra natal, en un esfuerzo por mostrarle al mundo la diversidad y la belleza de la cultura nariñense.
Su proyecto ha traspasado fronteras y, hasta la fecha, han llevado sus creaciones a países como Italia, Londres, Japón, y muchos otros lugares donde la cultura nariñense es completamente desconocida. «Hemos estado en riscones más inéditos, mostrando lo que Nariño tiene para ofrecer: su diversidad, sus tradiciones, y sobre todo, sus productos únicos que logran sorprender a quienes los conocen», explica Mónica Revelo.
Tradiciones
Desde el principio, estas emprendedoras vieron una oportunidad de rescatar y promover las tradiciones y productos autóctonos de Nariño, una región considerada mundialmente como extraña, pero fascinante por su biodiversidad, sus comunidades indígenas y sus costumbres ancestrales. Para ellas, es importante mostrarle al mundo lo que muchas veces se pasa por alto, pero que tiene un valor incalculable para la identidad de su región.
«Desde la universidad nos propusimos crear algo que no solo tuviera un impacto comercial, sino que también representara lo que somos y lo que Nariño significa para nosotros. Queríamos llevar la cultura nariñense a los países más lejanos y menos conocidos, lugares donde nunca imaginarían encontrar productos tan sorprendentes», comenta Astrid Díaz.
Impacto
Los productos que han logrado posicionar internacionalmente incluyen tejidos, artesanías, y alimentos autóctonos como la famosa papa pastusa, que se transforma en una variedad de productos gourmet. Cada artículo que ellas crean tiene una historia detrás, que conecta a los consumidores con las tradiciones y el alma de Nariño.
El impacto que ha tenido su empresa en otros países es un claro ejemplo de cómo la cultura nariñense, rica en diversidad y tradición, puede ser un puente entre diferentes culturas. La respuesta internacional ha sido más que positiva, y han conseguido que personas de todo el mundo aprecien la autenticidad y la creatividad que emanan de su tierra. Lo que comenzó como una idea universitaria se ha convertido en un negocio próspero que no solo genera empleo y visibilidad para las emprendedoras, sino que también contribuye al reconocimiento global de Nariño como una región única, llena de tesoros culturales por descubrir. Gracias a su esfuerzo y visión, hoy la cultura nariñense se disfruta en varios rincones del mundo, desafiando fronteras y demostrando que la diversidad siempre tiene un lugar en el mercado global.