Es momento de analizar lo que ocurre en nuestro país y en particular en nuestra región; se inicia el segundo año de los gobiernos locales entre gobernaciones y alcaldías; las cuales marcan la pauta para proyectar el desarrollo que tanto quieren los ciudadanos en diferentes frentes.
Seguramente algunos con justificaciones como que el primer año es de planeación y se administra un presupuesto heredado; este año se debe mostrar el talante que como administradores tienen tanto alcaldes y gobernadores en ejercicio; en columnas anteriores me referí a que una buena gestión de un gobernante depende del mismo director y en segunda medida de quien se rodea en su primera línea de trabajo; es uno de los principios administrativos que debe tenerse en cuenta y generar, una buena cadena de mando y unidad de mando para estar conectado en el cumplimiento de los objetivos.
En términos generales, el desarrollo está en función de lograr avances en infraestructura, mejorar la educación, generación de empleo y oportunidades, cerrar la brecha de pobreza, buscar la equidad en sus diferentes formas y expresiones, entre tantos temas, que son de resorte de los mandatarios locales; pero cuando se pregunta al grueso de la población, hay preocupación por los abusos de grupos armados, el acceso limitado a la justicia y los altos niveles de pobreza que siguen presentes, especialmente entre las comunidades indígenas y afrodescendientes; el desplazamiento de población migrante que no ha parado y lo propio estas barreras siguen latentes generando dificultades en el desarrollo territorial.
Un tema no menor es que si se le pregunta a cualquier ciudadano de algún problema de la gestión pública; a nivel nacional la corrupción marca la pauta; así que es menester de los gobernantes seguir trabajando en estos temas y mejorar ostensiblemente la imagen que se requiere. Grandes retos que tienen las administraciones locales son precisamente actualizar los planes y esquemas de ordenamiento territorial; las ciudades tienen una falta de control que genera desórdenes; si miramos el caso de la ciudad de Pasto, como capital su principal reto es la recuperación del espacio publico y el orden frente al funcionamiento de los establecimientos de comercio, bares, gastrobares, restaurantes ya que hoy no se tiene claro o diferenciado un sector residencial de uno comercial o industrial; en la ciudad hay una mezcla de actividades en cualquier sitio.
Esperemos que las gestiones se sigan dando y deseamos como es el interés de todos que las obras, los proyectos y el cumplimiento de los objetivos en todos los temas se den; que los dirigentes, las entidades gremiales y todo el sector empresarial caminemos juntos a lograr posicionar a Pasto y Nariño como un territorio de desarrollo e inversión como siempre se ha querido.
Todo lo anterior con la decidida voluntad política de mirar el interés general antes que el particular; otro principio administrativo que se debe tener muy en cuenta.
Por: Javier Recalde Martínez.

