Por: Pablo Emilio Obando
Nos ha sorprendido, cierto o no, la publicación de exigencias realizadas por artistas foráneos contratados para su presentación en el marco del Carnaval de Negros y Blancos, versión 2025. Guardaespaldas, suites y licores importados, camionetas blindadas, tiquetes para una comitiva que incluye al perro y al gato, chef, agua tibetana, alimentos extravagantes y una serie de peticiones que rayan con lo absurdo.
Se menciona que los costos de traer a estos personajes son Exorbitantes. Cifras que sobrepasan los mil quinientos millones de pesos por unas cuantas horas en la plaza principal o en algún escenario de nuestra ciudad. Un precio que sobrepasa, y en mucho, la tarifa de nuestros artistas y grupos musicales, a quienes les regatean hasta el último centavo y deben acudir a instancias judiciales para que les cumplan el pago de lo pactado.
En Pasto y en Nariño existen agrupaciones de una indiscutible calidad y que sin ningún reparo pueden brindar un espectáculo grandioso en nuestro carnaval. Lógicamente requieren mayor apoyo y unas mejores condiciones en lo referente a logística y contratación.
Sería interesante que en Pasto, contando con las escuelas de música, se inicie un fortalecimiento de estas agrupaciones musicales y sean ellas las convidadas a llevar esparcimiento y recreación a propios y extraños. Tenemos un demostrado talento, capacidades excepcionales y una sobrada trayectoria artística y musical.
Por supuesto que sin tanta inversión podemos demostrarle al mundo que el Carnaval de Negros y Blancos es, por sobradas razones, el mejor de Colombia y uno de los mejores de Latinoamericana, que se encuentra entre los mejores del mundo.
No podemos continuar siendo ultrajados ni menospreciados por personajes que exigen exabruptos económicos por presentarse en esta gran vitrina festiva y empresarial. Demos lugar, espacio y escenarios a los nuestros, que tienen luz propia, un ego moderado y unas exigencias aceptables y acordes a nuestra capacidad.
Con mil o dos mil millones podemos brindar grandes alternativas a nuestros artistas, llevar la magia del carnaval a barrios y corregimientos de nuestro municipio y ahorrarnos dolores de cabeza por las exigencias de esos vedettes que creen que Pasto no merece su presencia y como tal deben pagar en oro su presencia.
Seamos sensatos y hagámonos respetar. Nos sobra talento y capacidad artística y musical. Nuestro carnaval debe ser ese semillero natural para nuestros músicos y artistas. Al cabo de pocos años exportaremos esa magia que se convierte en pentagrama cada año para regocijo de un pueblo que vibra con su canto, sus notas y su incontenible alegría.

