El arte de ‘La Vorágine’ conquista los Carnavales de Negros y Blancos 2025

Una de las sorpresas más impactantes de los Carnavales de Negros y Blancos de 2025 fue la carroza ‘La Vorágine’, un diseño increíble que no solo cautivó al público, sino que logró el primer puesto en esta edición. El autor de la obra, Leonard Zarama, un talentoso artesano nariñense con más de tres décadas de experiencia, ha logrado imprimir en su carroza un homenaje a la naturaleza y al legado indígena, inspirado en la famosa novela de José Eustacio Rivera. En una conversación con Diario del Sur, Zarama nos cuenta sobre el proceso de creación de esta obra y la historia que llevó a su familia a llevar la carroza al podio.

¿Cómo fue el proceso de la realización de la carroza?

Las cosas se fueron dando poco a poco. Desde el principio, quisimos que la carroza tuviera un mensaje fuerte y significativo. Comenzamos a dialogar con historiadores locales, expertos en la cultura nariñense, y fue a partir de ese trabajo de investigación que surgió la idea. Primero decidimos que debía rendir homenaje a la novela La Vorágine de José Eustacio Rivera, que cumple 100 años de su publicación, y con la cual quisimos representar la lucha de los pueblos amazónicos. Pero también pensamos que esta obra debía tener un componente más contemporáneo, un homenaje a los líderes indígenas de la región, y es por eso que decidimos hacerle un tributo al Taita Querubín Queta Alvarado, un chamán y líder indígena del Putumayo, quien falleció en 2024 a los 110 años. Su figura era fundamental para la espiritualidad de la región, y su legado quedó grabado en nuestra obra. Por eso, la carroza no solo representa la vorágine de la naturaleza, sino también la vorágine de la historia y la lucha por la conservación del medio ambiente. Queríamos que la carroza hablara de la protección de nuestros recursos naturales, de la defensa de la selva, de los espíritus que la habitan y de la fuerza de los pueblos indígenas. Fue una idea que se fue desarrollando con el tiempo y que finalmente logró reunir todos estos elementos.

¿Hubo algún tipo de obstáculo o dificultad en la realización?

“Claro, hubo varios desafíos. El principal fue el clima. Las lluvias en Nariño son impredecibles, y nos afectaron en varias ocasiones. Sin embargo, eso no nos detuvo. Al principio fue frustrante, porque cada vez que avanzábamos con el trabajo, una lluvia torrencial nos hacía retroceder. Pero eso también nos enseñó a ser más resilientes. Nos organizamos mejor, ajustamos tiempos y trabajamos en turnos para que, en la medida de lo posible, la carroza fuera tomando forma. También debo reconocer que a veces no contamos con los recursos suficientes para hacer todo lo que queríamos, pero el apoyo de la familia, el equipo y algunos patrocinadores nos permitió salir adelante. Además, la falta de infraestructura adecuada para los artistas locales sigue siendo un tema importante. Necesitamos mayores recursos y políticas que apoyen este tipo de expresiones culturales. Aunque, al final, todo esto se convirtió en un motor de motivación. A pesar de las dificultades, la satisfacción de ver la carroza completa y que finalmente lográramos el primer lugar, hizo que todo valiera la pena”.

¿Qué cree que fue lo que hizo única su carroza?

“Creo que lo que hizo única nuestra carroza fue, ante todo, el enfoque temático. Todos los artistas nos esforzamos al máximo, cada uno con su propio estilo, y la competencia fue dura. Sin embargo, nosotros teníamos algo claro: nuestra obra no solo debía ser hermosa y visualmente impactante, sino que debía contar una historia poderosa. La historia de la selva, de los pueblos indígenas y la necesidad urgente de proteger el medio ambiente. Los elementos visuales, como los seres fantásticos representados como espíritus de la naturaleza, le daban a la carroza una atmósfera única. Además, el nivel de detalle y la dedicación a la hora de elaborar la carroza fueron esenciales. Para lograr todo esto, tuvimos un equipo de trabajo excepcional. Más de 18 personas estuvieron involucradas en el proceso de construcción, cada una aportando su habilidad y su creatividad. También utilizamos materiales innovadores, como el icopor, para dar más realismo a las figuras. Al final, la combinación de un mensaje profundo con un diseño innovador y bien ejecutado fue lo que nos permitió destacar.

¿Cómo recibió su familia este primer puesto tan merecido?

“Mi familia lo recibió con mucha emoción, pero también con mucha humildad. Para nosotros, el trabajo en equipo es lo más importante, y cada uno de los miembros de la familia Zarama tiene un papel fundamental en la creación de nuestras obras. Este reconocimiento es tanto para ellos como para todos los que han estado involucrados en el taller a lo largo de los años. Mi esposa, mis hijos y mis hermanos han sido un apoyo fundamental en este proceso. Desde que comenzamos hace más de tres décadas, hemos compartido no solo los éxitos, sino también los sacrificios y los momentos difíciles. Cada triunfo es un reflejo del esfuerzo colectivo, y este primer puesto no es solo mío, es de todos los que formamos parte de este proyecto”.

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¿Cuánto costó la realización de esta imponente obra?

La carroza costó alrededor de 150 millones de pesos. Es una cifra considerable, pero es lo que se necesita para hacer una obra de esta magnitud. La inversión no solo incluye los materiales, sino también los salarios de los artesanos y los gastos operativos durante todo el proceso. Este tipo de proyectos culturales requieren una gran cantidad de recursos, y es ahí donde necesitamos más apoyo tanto del sector privado como del público. El arte y la cultura no solo son importantes para el desarrollo de una región, sino que también son una herramienta para educar y sensibilizar sobre temas tan cruciales como la conservación del medio ambiente. Sin duda, fue una inversión que valió la pena, y ahora que vemos el resultado, podemos decir que todo el esfuerzo fue recompensado.

¿cómo ve el futuro de su taller y de los Carnavales de Negros y Blancos?

El futuro de nuestro taller es muy prometedor. Siempre hemos trabajado con la visión de transmitir nuestra tradición artesanal a las nuevas generaciones, y seguimos con la esperanza de que el arte de la carroza, y las festividades en general, continúen evolucionando y creciendo. La familia Zarama ha sido un pilar en la preservación de estas tradiciones, pero siempre con la mirada hacia el futuro. Queremos que el taller continúe siendo un espacio de aprendizaje y creatividad para los jóvenes artistas de la región. En cuanto a los Carnavales, veo que se están fortaleciendo cada año, pero también debemos cuidar que no se pierda la esencia original. Es crucial que los carnavales no se conviertan solo en un espectáculo comercial, sino en una manifestación genuina de nuestra cultura. Los carnavales no son solo para mostrar el arte, sino para contar las historias de nuestra gente, nuestra naturaleza y nuestra historia. Por eso, seguiremos luchando para mantener viva esta tradición, y que las futuras generaciones puedan disfrutar de un carnaval que celebre realmente nuestras raíces.


El maestro Leonardo Zarama, junto con su familia y su equipo de trabajo, ha logrado, una vez más, plasmar la magia de la tradición artesanal de Nariño en una obra que no solo es un espectáculo visual, sino también un homenaje cultural profundo. La carroza ‘La Vorágine’ no solo marcó la diferencia en el certamen, sino que dejó claro que el arte y el compromiso con la naturaleza y las raíces de la región siguen vivos en el corazón de los carnavales pastusos. Esta victoria representa el triunfo de una tradición que se sigue forjando con esfuerzo, pasión y amor por la cultura.