NILSA VILLOTA

Un regalo de Navidad para todos

Por: Nilsa Villota

En ocasión a la pasada fiesta de navidad donde añoramos estar más cerca de los nuestros y rogamos al cielo por un minuto más junto a quienes ya partieron de nuestro lado. Recordamos que cuando éramos pequeños, escribíamos cartas al Niño Dios; qué fácil parecía todo cuando de pedir un deseo se trataba. Hoy, esos deseos están mucho más lejanos e imposibles. Ya no anhelamos una muñeca o un carro, y mucho menos cuando sabemos que no son precisamente esos objetos los que nuestros niños y niñas necesitan para alcanzar, aunque sea con la punta de los dedos, un pedacito de felicidad. ¡Ojalá alguien tuviera el poder o la potestad para calmar el hambre de alimentos, el hambre de educación, el hambre de bienestar, el hambre de seguridad, de salud, de oportunidades para nuestros niños, niñas y jóvenes!

Me he desvelado estos últimos días pensando por qué aquellos que nos gobiernan, que tienen de alguna manera esa potestad o ese poder no lo utilizan para aliviar estas necesidades, estos deseos. ¿Por qué no cambian esa sed de poder y, más bien, invierten toda esa capacidad en convertirse en el papá Noel de los colombianos, de los nariñenses, de los pastusos? Llegar a cada hogar con esos regalos, no los que seguramente están bajo el árbol de Navidad, sino los que están en cada corazón, esos que parecen tan lejanos e imposibles que ni siquiera vale la pena plasmarlos en una carta porque sería pretencioso pedir tanto.

Nuestros niños y niñas merecen eso y más. Nuestros jóvenes merecen más. Nuestros deportistas, nuestros artistas, nuestros estudiantes merecen muchísimo más de lo que se les da actualmente.

Al principio, pensé en pedirle al Niño Dios mucha paz, amor y prosperidad, pero quizá estoy siendo demasiado facilista, dejando todo el trabajo en sus manos y sin pretender hacer ningún esfuerzo. Después de mucho meditar y pensar, llegué a la conclusión de que lo que debo pedir es conciencia: conciencia para quienes nos gobiernan, conciencia para quienes pretenden gobernar, y conciencia, sobre todo, para quienes eligen. ¡Sobre todo para ellos! Si tan solo votáramos con la firme convicción de saber que estamos entregando las llaves de nuestros hogares , el manejo de nuestros recursos a esas personas, buscaríamos personas más honestas y más leales con la misma sociedad.

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Que ese sea nuestro regalo de aquí en adelante para nuestros niños: que nunca más los defraudemos y que, cuando crezcan, puedan sentirse agradecidos por recibir un territorio saludable y, sobre todo, libre de corrupción, con oportunidades para todos. Que ellos sí puedan gritar a boca llena que somos un país unido, ¡no como nosotros, que estamos tan polarizados y divididos que tenemos que esperar un partido de la selección Colombia para gritar a una sola voz! Es por eso que mi deseo de Navidad y fin de año es que todos tomemos conciencia para construir una mejor sociedad. ¡Feliz Navidad y próspero año 2025!