ECOS DEL CARNAVAL DE NEGROS Y BLANCOS

Hoy, cuando todo ha llegado a la calma y con ella a la normalidad, cuando todos los estamentos oficiales especialmente, y el magisterio oficial y particular, han reanudado las labores a ellos encomendadas, me parece oportuno hacer algunas reflexiones sobre el Carnaval de Negros y Blancos pero especialmente sobre el Carnavalito.

Como participante activo en él, desde hace 29 años consecutivos, no justifico que mientras a los señores artesanos y artistas del Carnaval, dígase carroceros, comparceros, murguistas y danzantes de los colectivos coreográficos, se les brinda todo el apoyo económico necesario, pues se les aumentó el famoso aporte a la calidad…

Mientras a los carroceros se los trata como a los hijos consentidos del Corpocarnaval, no obstante los “berrinches” que dan porque no les aumentan los aportes a la calidad, los cuales fueron aumentados a más de 25 millones de pesos; se les arma y desarma la Carpa donde elaboran la carrosa, les facilitan los compresores, se les permite cerrar las calles, obstaculizando el tránsito vehicular e incomodando a los peatones…

Al Carnavalito, siendo el semillero de los futuros artesanos y artistas del Carnaval de Negros y Blancos, donde se fomenta no solo la creatividad y habilidad artística sino que se fomenta y fortalece el amor, el cariño y la identidad por nuestro Carnaval, se le dé un trato de tercera y cuarta categoría; se les exige especialmente a los independientes todo un cúmulo de documentos para la inscripción; en lugar de aumentarles también el aporte a la calidad se lo disminuye, como si para ellos los costos de materiales y el trabajo de las modistas rebajara.

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Hago un llamado desde estas páginas a los directivos Corpocarnaval, a la junta o comité cultural y al mismo alcalde Doctor Germán Chamorro, se determine, de una vez por todas aumentar el valor del aporte a la calidad al menos  a unos cuatro o cinco millones de pesos: así mejorara la calidad y no tendremos, los coordinadores y responsables que sacar el dinero faltante, que es mucho, de nuestro bolsillo, resquebrando la canasta familiar.