La reciente decisión del Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Quinta, de investigar al gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, por presunta doble militancia durante su campaña, ha generado un torrente de especulaciones y opiniones en el ámbito político. Esta situación plantea interrogantes sobre la legitimidad de su elección y la estabilidad del gobierno regional.
Luis Alfonso Escobar, quien obtuvo 357.845 votos en las elecciones del 29 de octubre, representa la voz de una gran parte de la ciudadanía que depositó su confianza en su liderazgo. La decisión del Consejo de Estado debe ser respetada y se espera un fallo definitivo que clarifique las acusaciones en su contra. Sin embargo, es crucial que en este proceso las fuerzas políticas del departamento actúen con responsabilidad y no interrumpan el mandato del gobernador.
Es comprensible que la situación genere inquietudes y especulaciones. Sin embargo, es esencial que, en este momento de incertidumbre, las fuerzas políticas de Nariño opten por la responsabilidad y la madurez. La investigación debe seguir su curso legal, pero eso no debe interferir con el ejercicio del gobierno. La gobernabilidad y la estabilidad administrativa son cruciales para el desarrollo de políticas públicas que beneficien a todos los ciudadanos.
Detener la gestión de Escobar mientras se resuelve su situación podría tener repercusiones negativas en la población. Los desafíos que enfrenta Nariño, desde la seguridad hasta el desarrollo social y económico, requieren un liderazgo claro y efectivo. Las luchas internas y los conflictos políticos solo sirven para desviar la atención de las verdaderas necesidades de los ciudadanos.
Es fundamental que las fuerzas políticas reconozcan el mandato otorgado por el pueblo y permitan que el gobernador trabaje sin obstáculos. El respeto por la voluntad popular es un pilar de la democracia y, en este caso, se debe priorizar el bienestar de la comunidad sobre intereses particulares.
La gobernabilidad y la paz política son esenciales para que Nariño pueda avanzar en sus proyectos y enfrentar los retos que enfrenta. La incertidumbre generada por las investigaciones puede llevar a una parálisis en la administración pública, afectando directamente a los ciudadanos que esperan soluciones a sus necesidades.
Es imperativo que las fuerzas políticas del departamento, en lugar de enredarse en una lucha de poder, se concentren en respaldar a su gobernador mientras se resuelve su situación legal. La estabilidad política es fundamental para el desarrollo de Nariño y la continuidad de las políticas públicas que beneficiarán a todos sus habitantes.
A medida que se desarrolla este proceso, la transparencia y el respeto a la legalidad deben prevalecer. Los ciudadanos merecen un gobierno que trabaje en su favor, sin distracciones ni divisiones que puedan afectar su bienestar. En este sentido, el apoyo y la colaboración entre las diferentes fuerzas políticas se convierten en un imperativo.
Instamos a las autoridades y a los actores políticos a actuar con madurez y prudencia. La confianza en las instituciones y en el liderazgo elegido es esencial para el progreso de Nariño. Solo así podremos construir un futuro en el que la democracia y el bien común prevalezcan.
Instamos a los actores políticos de Nariño a dejar gobernar a Luis Alfonso Escobar. La democracia se fortalece cuando se respeta la voluntad del pueblo y se trabaja por un futuro en el que todos puedan beneficiarse del progreso y la estabilidad. Es tiempo de colaboración y compromiso, en lugar de divisiones y conflictos.

