Aníbal Arévalo Rosero
Dentro de esa andanada de ataques que le profieren al presidente Petro, los líderes de la derecha y la extrema derecha, ahora les ha dado por afirmar que el mandatario está en un estado de delirio. Todo lo dicen por las reiteradas denuncias del riego que corre su vida. La verdad es que el palo no está para cucharas: el embajador de Estados Unidos en Colombia, mr. Francisco Palmieri, daba a conocer que la vida de Petro estaba en riesgo. Esta alerta precisamente surgió el 20 de julio, cuando el Presidente de todos los colombianos se disponía a presidir los actos conmemorativos de la Independencia de la República de Colombia; de ahí el retraso en el desarrollo de los desfiles.
Pero para la derecha de todos los estratos no hay perdón ni justificación alguna: “palo porque bogas y palo porque no bogas.” De los que tienen pantalla, como María Fernanda Cabal, no baja de decir que Petro está destruyendo el país, que va a dejar sin trabajo a los jóvenes, que no van a poder emprender. Palabrería sin fundamento y sin asidero alguno, ganas de decir por decir, por hacerse visible en los medios.
De los más frecuentes opinadores que trapean con la figura de Gustavo Petro está Miguel Uribe, un delfín de la política que sueña con seguir los pasos de su abuelo, el mal recordado mandatario (1978 y 1982), quien se caracterizó por la represión a los jóvenes, pues puso en práctica el Estatuto de seguridad, que su antecesor, Alfonso López Michelsen se había negado a impulsarlo. Este proceder se conoció como “Dictadura disfrazada de democracia”. Lo del abuelo de Miguel Uribe fue un periodo donde se les atribuía a los militares patente de corso para violar los Derechos Humanos. Algo similar a las dictaduras del cono sur.
Personajes como Miguel Polo Polo o JP Hernández; por Dios, perdónales por que no saben lo que dicen. Estos la sacaron del estadio en torpeza. Se merecen ganarse el premio mayor por tapias. Ellos opinan sin ningún asidero de verdad y sin ningún fundamento legal. Atacan a Gustavo Petro porque es la manera de que los sostengan en los partidos de la derecha y reciban estímulos y le den la oportunidad de salir en el portal de la señora Dávila. Y como el pueblo pueblo se entretiene con las tonteras que ellos dicen, entonces, encuentran el sustrato apropiado para conseguir seguidores. Es decir, son los reguetoneros de la política.
Pobre país con esa anti pedagogía que difunden estos elementos nacidos en la desgracia; son unos ‘malejempleros’ sin Dios ni ley, que hablan sin pensar y que dicen cosas para sembrar el odio. Hacen tres padres nuestros en la iglesia o en la calle; atacan al hermano, pero el que peca y reza empata o se emputa. Pero están muy listos para tirarle piedras a quien es capaz de ascender en la cucaña del poder con inteligencia. Bien dicen que no pueden ver los frutos maduros en el árbol frondoso porque de inmediato le tiran piedras. Penoso que, en un país como Colombia, a la cual llaman la democracia más antigua de Latinoamérica, puedan existir procedimientos tan rastreros como los de la señora Vicky, o los parlamentarios como JP, Polo Polo, La Cabal o Miguel Uribe Turbay, el nieto del presidente que institucionalizó la violación de los derechos humanos y las batidas del ejército contra los jóvenes sin fórmula de juicio.
Por Dios, primero miren hacia adentro antes de acusar al presidente de tener delirios o de afirmar que la seguridad del Presidente no está en riesgo. El presidente es una persona sensata que no se dedica a proferir insultos a nadie; solo hace discursos con lujo de conocimiento de la historia universal, de la economía y la sociedad con una oratoria elegante. ¡Tapias, Tapias!, gritaba un parroquiano ante tanta incoherencia.