Por: Chucho Martínez
Agridulce es el sabor que deja el proceso de elección de directivas de la U. No es la primera vez que se presentan candidatos únicos a la elección unos y a la reelección otros. Se parece a la contratación con proponentes únicos de muchas alcaldías. Quedan en el olvido grandes debates ideológicos sobre la academia, la región y el mundo como lo reconoce valientemente un joven estudiante que con valor civil respalda el voto en blanco en asamblea estudiantil en presencia de la candidata ÚNICA a la reelección para la rectoría.
El voto en blanco no solo es opción política sino, castigo a la Única que viene ejerciendo poder omnímodo hace 10 años sin animar a los espíritus aletargados por el confort de vivir en una urna de cristal; porque la crítica es acallada con amenazas o untas; porque reta diciendo que si gana el blanco el ministerio de educación intervendrá a la U. asunto desmentido por autoridad competente; por el trato displicente y perseguidor a sus contradictores; por su arrogancia al decir que ya se puede jubilar pero que no le da la gana, pues quiere seguir de emperatriz,
Por esa falta de encanto la asamblea profesoral fue muy escasa en asistencia y ausente de argumentación. Más concurrida y enriquecedora fue la asamblea estudiantil, incluidas barras de contratistas. Valientes y bien argumentados los estudiantes que ratifican una vez más que son la esperanza de este país.
Dulce salir con la Michita Linda en rogativa por la paz y la lluvia, destruidas por la especie humana y que amenaza con extinguir la vida de todos. Agrio que, además de la sequía, los pirómanos causen incendios y la humanidad no detenga el cambio climático, agrio que Corponariño por estar politiqueada no haya reforestado el departamento.
Dulce el discurso frentero del presidente Petro en la ONU cantándoles la tabla a los países ricos y poderosos, denunciando su complicidad con el genocidio en Palestina, su apatía frente al cambio climático y su indiferencia ante las profundas desigualdades que azotan al mundo. Agrio que los países a los que estuvo dirigido el discurso no le pararon bolas, como en otras épocas a la elocuencia de Fidel Castro. Dulce que se siga destapando la corrupción de gobiernos anteriores, agrio que la justicia cojea mucho.

