Pablo Emilio Obando A.

El segregacionista arrepentido

Por: Pablo Emilio Obando

Nos acaba de sorprender un video en el cual el gobernador de Nariño, Luis Alfonso Escobar, manifiesta que la idea de buscar la creación del Departamento del Litoral Pacífico es un simple canto de sirena. Le apuesta a que es una jugada política, quizá presintiendo el fallo definitivo del Consejo de Estado que aceptó pruebas en un proceso en su contra por posible doble militancia política. Lo cierto es que el gobernador de Nariño fue uno de los artífices y gestores del proyecto de desmembración del departamento de Nariño. Queda constancia de ello en varios trinos en los cuales invitaba a la creación del Departamento del Pacífico. Nada le importó, entonces, afectar en materia grave, económica y financiera, al departamento de Nariño. Decir que la propuesta de crear El Departamento del Litoral Pacífico es un simple canto de sirena y que se la juega por la unidad regional nos sorprende por la sencilla razón que ayer impulsaba el proyecto, lo divulgaba , lo defendía y lo promovía con vehemencia en las rede sociales. Uno de los ponentes del proyecto en el congreso de la república afirma que Luis Alfonso Escobar fue uno de los principales gestores del proyecto y anuncia que espera su apoyo durante el desarrollo de los respectivos debates legislativos. Como respuesta señala el gobernador de Nariño que este es un canto de sirenas, indicando con ello que se baja tardiamente de ese bus que ya va cargado de veneno y maleza para el futuro del departamento de Nariño Creeriamos en el ofrecimiento de Un PERDÓN PÚBLICO, en el reconocimiento de su desvario separatista que hoy se abre paso en el congreso de la República y que amenaza con dejarnos mal parados en el concierto Nacional, pues de concretarse esta idea pasaríamos de ser miserables a convertirnos en mendigos de las migajas del presupuesto nacional.

Usted señor gobernador sembró la cizaña, preparó el terreno, adiestró a los sabuesos que hoy nos acechan con sus colmillos de hiena, no de sirena. Exigimos un perdón público, un reconocimiento a su pasado separatista y segregacionista y que anunciaba se haría realidad en el gobierno del cambio. Hemos defendido a Nariño y sus intereses con ardor, con pasión, con sacrificio y sin que nos importen amenazas y ultrajes. Hemos abogado por su unidad territorial, por su justa causa de un mejor trato a nivel nacional. Ahora, seremos el hazmereír por su incongruencia ideológica y política que ayer pregonaba la separación y hoy expresa la unidad. Eso es actuar a la vez de cadáver y sepulturero. Actuación que únicamente genera risa y dolor.

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Reiteramos que se hace necesario un perdón público como única forma de expiación. Los nariñenses somos generosos, nobles y buenos. Prueba de ello es que lo elegimos a usted como su gobernador. Pero también somos altivos a la hora de reclamar las ofensas. Nariño y su Costa son un solo territorio, y si la amenaza segregacionista se cumple, usted señor gobernador tendrá que responder ante un pueblo que si bien corona los aciertos también exige la aceptación de las lacerante culpas de quien erró en su palabra y condenó a todo un pueblo.