Wadith Ardila jamás imaginó que su nieto, Juan Pablo Zabala Ardila, de 21 años, encontraría la muerte de manera tan trágica. La explosión que ocurrió en una carnicería de Malambo el pasado miércoles por la mañana marcó el fin de la vida del joven, quien estaba cumpliendo con su etapa práctica en la empresa Agropecuaria Santa Cruz como parte de sus estudios en el programa de Técnico en Mantenimiento de Equipos de Aire Acondicionado y Refrigeración.

El abuelo contó que la noticia le llegó de manera abrupta. «Me llamó la mamá de mis hijos y me pidió que hablara con nuestra hija, porque no le querían decir lo que había pasado. Al llamarla, la escuché llorando y me dijo que Juan Pablo había tenido un accidente», relató Wadith, visiblemente afectado.
Tras la explosión, Juan Pablo y Franklin Enrique Jaramillo Santana fueron trasladados de urgencia a la clínica Campbell de Malambo. Aunque ambos resultaron heridos, Juan Pablo no pudo sobrevivir y murió mientras recibía atención médica.
«Él era mi mayor orgullo. La última vez que hablamos fue el 1 de agosto, el día de su cumpleaños. Lo llamé para felicitarlo», recordó Wadith con nostalgia.
El joven, descrito como alguien muy dedicado a sus estudios y comprometido con su futuro, había terminado el bachillerato y abrió una pequeña peluquería en su casa antes de decidir especializarse en refrigeración en el Sena. «Estaba enfocado, sabía lo que quería lograr», añadió su abuelo.
Ahora, la familia espera que las autoridades puedan esclarecer las causas de la explosión que acabó con la vida de Juan Pablo, mientras enfrentan el dolor de su pérdida.

