Ricaurte Losada Valderrama

DEMOCRACIA, PODER DE LAS ARMAS Y DERROCAMIENTO DE LA DICTADURA

Por: Ricaurte Losada Valderrama

Como se estableció desde la Declaración de Derechos y Deberes del Hombre, sociedad en la cual no hay separación de funciones ni garantía de los derechos, no tiene Constitución. Es lo sucedido en Venezuela con la dictadura.

La democracia no es una forma de gobierno perfecta, pero siendo el gobierno de las mayorías, con respeto por las minorías, es la forma más avanzada y justa que posibilita y brinda más libertades y oportunidades igualitarias, así unos prevalezcan en ella, debido a la supremacía de los mayores poderes políticos y económicos, conquista conseguida solo luego de un largo proceso de liberación del hombre por el hombre, al cual el ser humano no puede renunciar, como en el caso venezolano.

Lo contrario a la democracia es la dictadura, el totalitarismo y la tiranía, así como la negación de la libertad y, si hay corrupción en la democracia, donde hay algunos controles, ella se agiganta en la dictadura, que en Venezuela no solo no se permitió en muchos casos la simple inscripción para votar, sino que se generó temor para acercarse a las urnas y que luego de haber ganado la elección, la organización electoral declaró electo al perdedor.

Como al final el poder efectivo está en quienes ostentan las armas, razón por la cual el ser humano debiera abolirlas -hecho evidentemente imposible, por ser imposible también erradicar su codicia y avaricia, el pueblo venezolano hace bien en mover el sentimiento humano de las fuerzas militares, que en Venezuela están politizadas y al servicio del régimen.

Y las normas jurídicas se expiden para respetarlas y acatarlas, pero como con frecuencia son desconocidas, toca reconocer que el triunfo del más fuerte es el hecho esencial de la historia. Por ello, Nicolás Maquiavelo, afirmó que “…hay dos modos de defenderse: el uno con las leyes y el otro con la fuerza” y recordó que para el Estado las principales bases son buenas leyes y buenas armas, pero que no puede haber buenas leyes allí donde no hay buenas armas.

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Entonces, como lo he tratado en el pasado, la humanidad necesita una autoridad mundial que haga realidad valores comunes al ser humano, como la democracia y, en general, la protección de   derechos fundamentales.

Es indispensable que el pueblo venezolano siga luchando y, que de manera particular la oposición no pierda la esperanza y no va perderla porque ya es consciente de que desperdiciaría la mejor e inaplazable decisión de ponerle fin a la tiranía.

Asimismo, que la comunidad internacional no baje la guardia hasta derrocar la dictadura, pues podría ser la última oportunidad en la época contemporánea para volver a la democracia y, como la responsabilidad es el corolario necesario del derecho, los tiranos venezolanos y no solo Maduro, una vez fuera del poder de facto, sean juzgados y castigados de manera ejemplar por la justicia venezolana y la justicia internacional.

Pero no solo ellos, sino quienes tenían que administrar justicia judicial y electoral, pues era su obligación respetar, acatar y cumplir las garantías, derechos y oportunidades que de éstos se derivan y garantizar la libertad, de manera independiente e imparcial, así como prevenir sus desconocimientos, como se consagra en la Convención Americana de Derechos Humanos, ratificado por la Corte Interamericana.

@ricaurtelosada