Aníbal Arevalo

¿Vuelven los bloqueos?

Por: Aníbal Arévalo Rosero

En Pasto y en Nariño oír hablar de bloqueos es una cosa que causa estupor. La alarma cunde por todas partes y de inmediato se forman extensas filas en las estaciones de combustibles. La escasez no se produce tanto por el bloqueo (como tal), sino por la especulación; porque de esta manera propician la escasez. Son las consecuencias de los efectos de bloqueos anteriores.

Y es que la carretera Panamericana se convirtió en la Cenicienta de todo ciudadano que quiere hacerse sentir en el gobierno (local o nacional) “pero si nos tomamos la ‘Pana’ generamos presión”, esa es la expresión que tienen los habitantes del sur del Cauca y del Norte de Nariño. Por eso, esa carretera se convirtió en el instrumento, por excelencia, de presión. Los medios de comunicación y las redes sociales despiertan la alarma entre los habitantes del sur de Colombia, quienes muchos salen disparados a las bombas (gasolineras) a aportar con su cuota de alarma y de saturación en las calles.

La carretera afronta el bloqueo número 47 de la historia de este 2024, porque los bloqueos no se han superado. Yo bloqueo, tú bloqueas, él bloquea, nosotros bloqueamos. Todo aquel que habite cerca de la carretera continental se cree con derecho de bloquearla: la bloquean los indígenas, la bloquean colegios para exigir un profesor, la bloquean los camioneros para exigir yo no sé qué; los afros de Puerto Tejada y Santander de Quilichao y cuanto ciudadano quiere dialogar con el alto gobierno: bloquee y espere una misión del gobierno nacional.

Consideramos justos los reclamos de todos los ciudadanos que acuden a las vías de hecho, muy merecidos, muy necesarios y que ojalá el gobierno los escuche y que les dé soluciones. Estamos en un gobierno que privilegia el diálogo; y a eso le debemos apostar.

Lo que no nos parece coherente es que se le solucione una problemática a unos con el perjuicio de otros. Y nos referimos, en particular, al departamento de Nariño. Este departamento que ha sido marginado por décadas por los gobiernos centrales o por las malas administraciones que hemos tenido en la región.

Esta vez bloquean los habitantes de la vereda Chontaduro, en el municipio de Rosas del departamento del Cauca. Es un reclamo más que justo si hay incumplimiento del Gobierno nacional. Las soluciones deben llegar pronto. Ellos manifiestan que les incumplieron de diversas maneras y, por lo tanto, hay que hacerse sentir: no hay de otra.

Pero como dijo el parroquiano aquel: ¿y por qué siempre yo? No hay derecho que las consecuencias las pague siempre el departamento de Nario. Este departamento golpeado no aguanta más.

A los habitantes de la zona del desastre, en el punto El Chontaduro, que se presentó el 9 de enero de 2023, es decir, hace año y medio, con el deslizamiento que la zona de la falla geológica de El Romeral, se les ha cumplido parcialmente con los auxilios que ampara legalmente el Estado; pero ahora permanecen a la deriva. Se les había prometido alquilar unas fincas para proyectos productivos, plan rara reconstruir viviendas o hacer nuevos asentamientos, asistencia en salud; pero, sobre todo, organizarlos en comunidades agrícolas para que ellos continúen con sus emprendimientos.

Entonces, no se trata de exigirle a l gobierno de que las cosas sean regaladas, sino permitirles la oportunidad de un apoyo para reemprender. Para ello es importante la compra de tierras, puesto que con el deslizamiento de tierra lo perdieron todo o parcialmente.

Los Nariñenses queremos la carretera despejada, porque nos genera muchos perjuicios porque, de igual manera, tenemos derecho a la movilidad, a la salud, a la vida y a la expresión. La carretera no solo le sirve a Colombia, sino a Suramérica. Es de gran importancia. Es por ello que hacemos votos para que les solucionen la problemática a los habitantes de El Chontaduro, pero tengamos en cuenta que la economía del departamento de Nariño ha estado siendo muy golpeada.