Por: Chucho Martínez
Al que no quiere una taza de caldo se le dan dos. Se rumora que para próximos días se realizará un nuevo bloqueo de la Panamericana por parte de las comunidades indígenas de Cajibío, en protesta por el incumplimiento de compromisos en infraestructura por parte del gobernador del Cauca.
¿Qué culpa tenemos los nariñenses de los 45 bloqueos anteriores y de este que se advierte? ¡Ninguna! Somos víctima de la decidía de los gobiernos a todos sus niveles y de todos los tiempos. Pues a nuestros propios problemas seculares hay que agregarle los que nos causan los vecinos del Cauca. Pero duele más que los mismos nariñenses bloqueen la pana dizque para protestar por los bloqueos de la Pana, eso es como hacerse el harakiri como quedó evidenciado con el paro ACC Nariño, que tuvo más connotaciones políticas que reivindicativas. Por eso es más lo que se perdió que lo que se ganó. Eso se llama victoria Pírrica que viene de Pirro, rey de Epiro que ganó la batalla de Esculón con sensibles bajas en su propio ejército. Aunque el Presidente de la ACC dijo que “no hubo vencedores ni vencidos” cosa que es falsa porque si hubo vencidos: la economía nariñense, y el prestigio del uribismo. Solo un dato, Potrerillo 400 dejó de recibir 400 toneladas de alimentos diarios.
Volviendo al foco, asistimos a un problema –los bloqueos- casi imposible de manejar porque las exigencias y necesidades de la comunidad son infinitas y la capacidad de solución de los gobiernos limitada. Es un imposible negar los bloqueos como mecanismo de presión. No es suficiente declarar la Pana como sujeto de derecho y menos someterla a la presión de los gases y el bolillo tarea que no va con el gobierno nacional. Así entonces, estamos condenados a los bloqueos eternos, doloroso reconocerlo. Nos queda buscar vías alternas y complementarias como la urgente terminación de la variante San Francisco-Mocoa y la de Ipiales-Monopamba-Orito; no solo para resolver la incertidumbre en el tránsito hacia Popayán por la Pana, sino como una necesidad de acercarnos a los mercados del centro del país. Tener más y mejores vías es mejorar la conectividad y la competitividad. Pero tampoco sirven las vías si no se tiene mercancías y productos para movilizar por ellas.