Por algo se conoce a Pasto como “La Ciudad Sorpresa” de Colombia, puesto que en el momento menos pensado surgen a flote, hechos insólitos e increíbles, como el que me acaba de relatar un amigo, quien es vecino de un panadero, quien de acuerdo con su relato por estos días es acosado en las gélidas horas de la madrugada por un fantasma quien viste ropaje negro, pero por lo menos se mantiene sonriente, puesto que lo único que tiene de cara es una blancuzca calavera.
El panadero, cuya identidad se protege para que no vaya a ser blanco de burlas, en razón a su profesión tiene que salir a trabajar a eso de las 3 de la mañana, a la panadería ubicada a unas 8 cuadras de su casa, por lo que siempre se va a pie y no saca ni su moto ni plata, pues teme ser víctima algún día de un atraco.
Pero, ahora resulta que los delincuentes criollos, son la menor de sus preocupaciones, puesto que, en los últimos días, al pasar por una zona verde, se ha visto interceptado por una fantasmagórica aparición, que supuestamente es un hombre, sin cara, puesto que luce una calavera o sea que no tiene ojos ni nariz, pero si muchos dientes, en los que nuestro panadero parece vislumbrar una siniestra y burlesca sonrisa.
Como este espectro ya le ha aparecido 3 veces, al pobre panadero, no ha tenido otra alternativa, para no seguir siendo aterrorizado tan de madrugada, que tomar otro camino para llegar a su sitio de trabajo. Pero, debido a esto, si bien se ha salvado del terror que le produce el hombre de la calavera, en cambio vive otros momentos de pánico con su jefe, quien no anda nada contento, puesto que la verdad es que le toca dar un gran rodeo para evitar al fantasma y ha comenzado a llegar tarde, lo que nunca antes le había ocurrido. Por ello, con la promesa de que no se lo iba a decir a nadie, le contó a su jefe lo que estaba pasando, pero este muerto de la risa, le dijo que era la excusa más original que había escuchado en su vida para justificar las llegadas tardes.
La cuestión es que, para tratar de comprobar la veracidad de su relato, el panadero se hizo acompañar de dos primos de buena voluntad, que se ofrecieron a acompañarlo, pero sucede que, al ver a tanta gente, la aparición no asoma su calavera. Pero la madrugada siguiente, cuando se aventuró a ir solo, allí estaba esperando con los dientes pelados.
Si bien se dice que Pasto es una ciudad que alberga cantidades de fantasmas, que desafiando la inseguridad se muestran por la iglesia de Santiago y la Avenida Boyacá, esta historia del panadero resulta bastante curiosa, por lo que fraternalmente le recomendaría que le pidiera a un sacerdote que lo acompañe, a ver si logra exorcizar a la aparición. Yo lo acompañaría de mil amores, pero eso de salir a las 3 de la mañana de la casa con semejante disculpa no creo que se la trague mi esposa. Mejor dejemos los fantasmas quietos.

