No podemos dejar de referimos a la celebración del primero de mayo, porque de todas maneras tuvo un componente internacional. Nos referimos al anuncio del presidente Petro de romper relaciones diplomáticas con el gobierno de Netanyahu. Como quiera que sea, el día del trabajo tiene connotaciones internacionales, no solo porque celebra en muchas partes del mundo, sino que su mismo nacimiento en Estados Unidos a finales del siglo XIX tuvo repercusiones en Canadá y en el mundo.
La Revolución Industrial había hecho miserable la vida laboral. Mediante huelgas, muchas de ellas violentas como el MOTIN DE HAYMARKET en Chicago el primero de mayo de 1886, dieron origen a la celebración; fue una lucha ardua, violenta y difícil del obrerismo en Norteamérica.
Decíamos que el presidente anunció en la plaza de Bolívar el rompimiento con un gobierno de Israel, en el discurso multitudinario en día el trabajo. Era un anuncio que se conocía de antemano por los genocidios en el conflicto en Gaza; nos referimos la semana anterior en esta columna. Pero también debemos decir que el discurso del presiente Petro ha tenido inmensas repercusiones dentro y fuera del país.
Dentro, a nuestro modo de ver, maraca una definición clara de lo que significa un gobierno de cambio, frente a los gobiernos representantes de la minoría privilegiada que ha manejado a su antojo el país marginando a las clases populares para conservar sus privilegios.
En realidad la marcha antipetro de hace dos semanas que fue la de los ataúdes que trajeron para sepultar al gobierno progresista o lo que es lo mismo, continuar con la muerte y la violencia de los falsos positivos, el fusilamiento de innumerables jóvenes en el estallido de liberación hace dos años, etc. En el exterior, una mirada de esperanza hacia la nueva Colombia y la solidaridad popular de América Latina. Se respira claramente un cambio de la vetusta política.

