En un escalofriante giro de los acontecimientos, dos jóvenes, Franklin Alexis Josa Martínez y Brayan Andrés Zambrano Delgado, se encuentran tras las rejas bajo sospecha de haber segado las vidas de dos ciudadanos en hechos ocurridos el fatídico 31 de diciembre de 2023 en la ciudad de Pasto. Los crímenes, marcados por la violencia de un arma blanca, sumieron a la comunidad en conmoción y temor.
El primero de los trágicos incidentes tuvo lugar en el barrio Villa Flor II, donde uno de los individuos perdió la vida tras ser herido de gravedad en el tórax. Testigos relatan escenas de pánico y desesperación, mientras los residentes de la zona intentaban comprender la brutalidad de lo ocurrido. La víctima, identificada como un trabajador local muy querido en la comunidad, deja atrás un vacío imposible de llenar, recordando a todos que la violencia no discrimina y que la tragedia puede tocar a cualquiera.
Escena de caos
El segundo acto de barbarie se desarrolló en otro rincón de la urbe, dejando como víctima a otro ciudadano, quien fue brutalmente atacado en el cuello. Los relatos de aquellos que presenciaron el horror describen una escena de caos y confusión, mientras la vida se desvanecía del individuo herido. La rápida acción de los servicios de emergencia no fue suficiente para salvarlo, dejando a su familia sumida en el dolor y la incredulidad ante la brutalidad del crimen.
En ambos casos, el móvil parece ser el despojo material, puesto que las autoridades señalan que la finalidad de los criminales era el robo. Sin embargo, la comunidad se pregunta cómo es posible que el ansia de lucro pueda llevar a actos tan despiadados y sin sentido. La indignación y el miedo se mezclan en las calles de Pasto, mientras los residentes buscan respuestas y demandan justicia para las víctimas y sus familias. La detención de los presuntos responsables ofrece un destello de esperanza en un panorama oscurecido por la impunidad y el miedo. Sin embargo, el dolor de las familias afectadas por estos actos atroces permanece fresco, recordándonos la fragilidad de la vida y la urgencia de fortalecer el tejido social contra la violencia y el crimen. La comunidad de Pasto, consternada por la violencia desatada en el cierre del año anterior, clama por justicia y seguridad, confiando en que este oscuro capítulo pueda marcar el inicio de un cambio hacia un futuro más seguro y pacífico para todos.