La guerra no se gana a través de los Medios Masivos de Desinformación, por mucho que la falsedad se de en límites máximos, pues la verdad luego se descubre. Por ello, la idea de las élites es enviar frases altisonantes sin mostrar lo que realmente ocurrió en la legítima bofetada de Irán a Israel.
Lo primero que se esconde es el origen de la respuesta persa: el anterior ataque mortífero del régimen de Netanyahu a un consulado iraní en Siria, asesinando a militares, civiles y dos generales de las Fuerzas Armadas de ese país. La causa de la represalia legítima de una nación al violar Israel la Convención de Viena fue oscurecida.
Lo segundo que se ha dado a entender es que el 99% de los drones y misiles iraníes fueron destruidos, por tanto, el ataque fue un fracaso. Al respecto, junto con ser infantil, ilógico matemáticamente, no se ha dado ninguna evidencia concreta.
Un día antes, los Medios occidentales dijeron que vendría una acción y, además, el lanzamiento de la andanada fue advertido con más de 4 horas de anticipación para permitir al Estado sionista preparar su defensa. El resultado es que el objetivo, dos bases aéreas (Nevatim, Néguev) fueron impactadas y ningún civil fue afectado, pese al apoyo de toda la coalición neocolonial.
Irán, al igual que Rusia, son similares en su filosofía militar: la idea es no atentar contra personas desarmadas, diferente a la visión occidental cual es causar el mayor número de víctimas inocentes, asesinato de científicos, tortura, genocidio como en Gaza con más de 130.000 personas afectadas entre niños, mujeres, ancianos, heridos, fallecidos y aún bajo los escombros de las ruinas de este territorio ocupado. Cabe recalcar que ninguna ciudad o asentamiento israelí fue señalado como objetivo en la respuesta iraní.
Joe Biden y la dirigencia europea saben ahora que con Irán no se juega y que ante toda agresión siempre habrá consecuencias. Gran lección histórica para aquellos que hacen de la muerte su destino.