El domingo anterior se estrenó Gustavo Florentín como técnico del Deportivo Pasto. Infortunadamente esta nueva etapa fue con derrota en casa ante Millonarios (2-3), lo cual siembra un malestar en el entorno y genera presión para él y sus acompañantes.
En la conformación de la nómina titular y en el manejo del partido, Florentín no tuvo en cuenta un asesoramiento cercano y suficiente de René Rosero que venía orientando al plantel, o sea, no se dio lo que en rueda de prensa de presentación dijo: “respetaría lo que se venía haciendo y solo le imprimiría más intensidad al juego”.
¿Por qué digo lo anterior? El regresar a Israel Alba como lateral derecho, el ubicar a David Contreras como extremo por izquierda, el poner a Kevin Londoño como extremo por derecho y luego enviarlo de segundo atacante para que vaya Diego Chávez al costado, son cosas de Florentín. Además, cuando Cristian Arrieta pidió ser sustituido por una molestia física, no tuvo en cuenta a Juan Diego Nieva que es volante de primera línea y empleó a un tercer central como Jesús Quintero, con lo cual el Pasto se descuadernó y terminó perdiendo. Después del gol albiazul, al venezolano lo encasilló de atacante, algo que a nadie le cabe en la cabeza.
Entonces uno ve que se presentaron muchos ensayos, lo cual puede ser entendible en un técnico nuevo que mira estos juegos como de pretemporada, con lo cual quiere evaluar que futbolistas servirán o no. Sin embargo, era arriesgado cambiar tanto en la primera salida.
Hay cosas positivas. Una de ellas es saber aprovechar mejor a Santiago Tréllez en la segunda parte. O sea, alimentarlo con balones dentro del área para que defina. A Tréllez se le criticó por la falta de gol, lo cual en muchas jugadas quedó en evidencia, sin embargo, en otras jamás tuvo balones claros para solo tener que empujarlos.
Antes de los goles, Tréllez debió pelear ante dos centrales de selecciones nacionales como Andrés Llinás y Juan Pablo Vargas, pero su tarea de pívot y en la posición de goleador fue muy positiva. En el periodo inicial cuando Tréllez recibió de espaldas, no tuvo acompañamiento para que alguien llegara desde atrás y rematara.
Hubo otras cosas buenas como el trabajo de Gustavo Charrupi, quien se lo miró solvente en la primera línea de volantes, asemejándose su labor a la que ejercía Johan Caicedo.
Esperamos que en estos últimos partidos ante América, Equidad y Patriotas el técnico Florentín siga viendo cosas, pero que ojalá se logren victorias para que el ambiente no se torneo difícil.

