El país amaneció ayer con los reportes de graves ataques de las disidencias de las Farc en la noche del jueves y madrugada del viernes,
Los colombianos nos despertamos ayer con las noticias en torno a cuatro ataques atribuidos a las disidencias de la extinta guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, Farc, en los departamentos del Valle y el Cauca
En efecto, en Cali, en las afueras del Batallón Pichincha, situado en el barrio Meléndez, en la noche del jueves, se produjo un ataque con explosivos, el cual, de acuerdo con las informaciones de las autoridades, iba dirigido a las casas fiscales, hecho en el que afortunadamente no se registraron víctimas fatales, ni heridos ni lesionados, pero sí se presentaron daños estructurales.
Igualmente, en la madrugada del viernes, se produjo un hostigamiento con ráfagas de fusil en la Subestación de Policía de Robles, situación que solo causó daños materiales en las instalaciones, mientras que en el departamento del Cauca también se registraron ataques contra la Fuerza Pública con armas de largo alcance en los municipios de Cajibio y Suárez, donde se reportaron enfrentamientos y en Nariño, fue lanzada una granada contra las instalaciones del Gaula en el puerto de Tumaco.
Amanecimos entonces, en Colombia, con una situación de orden público bastante deteriorada, a consecuencia de las retaliaciones de las disidencias de las Farc, a la decisión tomada por el Gobierno Nacional, en el sentido de suspender el cese al fuego en Cauca, Valle y Nariño.
Precisamente, los mencionados departamentos son los epicentros en estos momentos de esta ofensiva por parte de las disidencias, puesto que también desde el departamento de Nariño, es escenario de enfrentamientos, en desarrollo de los cuales por lo menos, 10 alzados en armas, han perdido la vida.
Nos estamos refiriendo a una situación de extrema gravedad, por lo que de manera inmediata se requiere de acciones de choque por parte del Gobierno Nacional y la Fuerza Pública, puesto que con estas acciones de violencia no solo está en riesgo la integridad física de los integrantes del Ejército y la Policía Nacional, sino la de sus familiares.
Esto se vio en el ataque a la brigada en Cali, donde alcanzaron a ser lanzados dos de los cinco cilindros bombas, que las disidencias de las Farc habían transportado en un camión, que dejaron abandonado, cilindros que estaban dirigidos contra las casas fiscales, donde residen los integrantes de la Fuerza Pública, con sus esposos, esposas e hijos, además, de que, en el lugar, también funciona una concentración escolar, para los hijos de los militares.
En ese sentido, en este espacio editorial, queremos destacar la actitud del alcalde de la capital nariñense, Alejandro Eder, quien afirmó de manera categórica que la Fuerza Pública y la Fiscalía utilizarán su capacidad para ubicar a los responsables y señaló además que “el terrorismo no nos va a doblegar, lo hemos superado ante y lo venceremos nuevamente, puesto que la paz no es la renuncia a la seguridad y a la autoridad, para que prevalezca la vida, la libertad y el orden.”
Lo ocurrido en las últimas horas constituyen unos hechos en extremo preocupantes, puesto que estamos viendo como esas acciones de violencia por parte de los grupos armados ilegales, han llegado a las ciudades como es el caso de Cali, lo que tiene que ser tomado por las autoridades como una campana de alerta, para de ahora en adelante no escatimar esfuerzos para hacerle frente a esos ataques, con los que amanecimos los colombianos, ayer viernes y que hoy, nos preocupan y alarman.

