Aparte de los conflictos internos que tenemos en nuestro país, con la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional, Eln, las disidencias de la extinta guerrilla de las Farc, el Clan del Golfo y por lo menos, una docena más de grupos armados ilegales, ahora resulta que también tenemos que lidiar con espías venezolanos, enviados por el presidente de ese país, Nicolás Maduro, quien piensa que, desde Colombia, se están fraguando complots para derrocarlo.
Recordamos que no se trata de un tema nuevo. En efecto, en el 2020 en plena pandemia, las autoridades colombianas lograron la plena identificación de 29 agentes chavistas del Servicio Bolivariano de Inteligencia –Sebin- quienes por consiguiente fueron expulsados de nuestro país. Sin embargo, en ese entonces, debido a la nefasta emergencia que Colombia estaba enfrentando a consecuencia del Covid-19, aunque la noticia de esa expulsión fue difundida, no tuvo la transcendencia que tiene ahora la reiteración de esos delicados hechos.
En las últimas horas el tema de los agentes venezolanos, recobró transcendencia al conocerse que el régimen de Maduro está desarrollando una cacería de opositores, en Colombia y en Chile, para lo cual ha infiltrado a un número no determinado de agentes secretos o espías, en lo que se constituye en una flagrante violación de nuestras fronteras.
En ese sentido, también nos parece de extrema gravedad que de acuerdo con las informaciones que se tienen al respecto, para el desarrollo de estas acciones en el territorio nacional se esté recurriendo a organizaciones criminales de reconocida peligrosidad, como es el caso de la guerrilla del Eln y el Tren de Aragua, los que estarían a cargo de secuestrar a los presuntos conspiradores para entregárselos al régimen de Nicolás Maduro.
Al respecto, debemos anotar que para nosotros, tampoco constituye una novedad que como se ha dicho siempre, la guerrilla del Eln, tenga estrechas relaciones de colaboración, primero con el régimen de Hugo Chávez y, ahora con el de Nicolás Maduro, por lo que consideramos que es necesario que este candente tema sea tratado en el marco de las negociaciones que el Gobierno Nacional viene sosteniendo con este grupo armado.
Los indicios conocidos indican que los objetivos de los agentes del gobierno venezolano, son el capitán Ányelo Heredia, secuestrado en Cúcuta por el Eln, el teniente Ronald Ojeda, también secuestrado y asesinado en Chile por integrantes del Tren de Aragua, organización delincuencial que, de acuerdo con los informes de las autoridades, está al servicio de la Inteligencia de Venezuela y el líder estudiantil, Pablo Parada, quien, de manera reciente, fue víctima de un ataque en Bogotá.
Nos encontramos entonces, ante una situación bastante inquietante, la cual en parte confirma lo manifestado hace 4 años por Nicolás Maduro, quien reconoció que, desde hace tiempo, tiene infiltrados los organismos de inteligencia de Colombia, con el envío de espías, quienes, en gran parte, hacen parte del Servicio Bolivariano de Inteligencia, Sebin.
Nos parece que, en caso de comprobarse la veracidad de los hechos de violación de nuestras fronteras, con las acciones ilegales de espías venezolanos en nuestro territorio en actividades de cacería a los opositores del régimen, el Gobierno Colombiano está en la obligación de hacerle un serio reclamo al vecino país.
Creemos que ante lo que se ha podido vislumbrar en este delicado caso de espionaje, el camino no es ponerse a pelear con Argentina, como ocurre en estos momentos, sino que la cancillería debe enfocar su mirada hacía Venezuela y sus acciones ilegales en nuestro país, las cuales en un momento dado podrían traernos nefastas consecuencias.

