Los días o, mejor dicho, las noches de Semana Santa no se prestan para que los moradores de Pasto, se trasnochen y deambulen por las frías calles de la ciudad, puesto que se corre el riego de encontrarse con apariciones fantasmagóricas.
Eso al menos es lo que dicen nuestros abuelos, quienes afirman que a pesar del paso del tiempo, los episodios sobrenaturales se siguen presentando en la conmemoración de los días sacros, asustando hasta el pavor a los bohemios que se atreven a andar por las calles de la capital nariñense a altas horas de la noche.
En ese sentido, se afirma que, en la conmoración de la Semana Mayor, existen en la ciudad varios sitios que son el epicentro de esos hechos sobrenaturales, que aterran al más valiente y los han dejado marcado de por vida, puesto que el terror que sintieron fue tanto que dejó una marca indeleble en sus corazones.
Es así, como entre los “sitios pesados”, en los que se han reseñado varios hechos inexplicables, especialmente durante la Semana Santa, están en entorno del templo de Santiago, la avenida Boyacá, la Plaza de Rumipamba, los alrededores de la iglesia de San Felipe, de la Catedral y del templo de San Juan
Aprovechando estos días de Semana Santa, recordamos algunos de los episodios fantasmagóricos que siempre salen a colación en estos días sacros, algunos contados por sus protagonistas, varios de los cuales, a consecuencia de la experiencia vivida, de inmediato quedaron curados de su alcoholismo y de sus constantes episodios de vagabundería.
El judío errante
Es quizá la leyenda de Semana Santa más conocida, no solo en Pasto, Nariño y Colombia, sino en todo el mundo.
El Judío Errante, quien recibe varios nombres de acuerdo con las regiones, es un hombre quien según los relatos que se han hecho, se burló de Jesucristo, cuando él cargado con la cruz, iba camino al Calvario. Otra versión señala que esta persona, de quien se dice que era un comerciante o un carpintero, cuando Jesús le pidió agua, se negó a dársela, a pesar de que en ese momento, estaba bebiendo de un recipiente. Sea como sea, por su crueldad, Jesucristo lo condenó a vagar por siempre por la tierra, hasta su Regreso.
Desde entonces, han transcurrido más de 2 mil años y el Judío Errante, quien no puede morir sigue su recorrido por todo el mundo, a la espera que termine su castigo.
En ese sentido, si nos acogemos a las historias que circulan por doquier, en su eterno peregrinar, el Judío Errante, quien precisamente suele verse durante la época de Semana Santa, ha llegado a Pasto y a otras regiones del departamento de Nariño.
Martha del Carmen Rosero*, cuenta que una noche de Jueves Santo, cuando regresaba a su casa, situada en el sector de San Ignacio, después de visitar los monumentos, vio a un hombre de extraña apariencia que estaba rezando de espaldas a una pared.
“Parecía vestir ropas antiguas y su voz, era lo más doloroso que jamás haya escuchado, pidiéndole perdón a Dios para que terminara su martirio.
“Dios mío perdóname, Dios mío perdóname, ya no puedo caminar más, decía, pero lo más aterrador, es que cuando me fui a acercar, el hombre se esfumó en el aire. Me asusté bastante y cuando llegue a la casa le conté a mi esposo lo que había pasado y él me dijo que acababa de ver al Judío Errante, del que yo nunca había oído hablar”.
Lo cierto es que esta leyenda del hombre cuyo castigo es caminar y caminar por el mundo, hasta la Segunda Venida de Nuestro Señor Jesucristo, es conocida en todos los países católicos del mundo y en estos días santos que estamos viviendo, abundan las noticias sobre personas que afirman haberlo visto, siempre implorando y rezando y con un semblante de dolor en su rostro.
El padre sin cabeza
Quienes, en Pasto, han tenido la horripilante experiencia de encontrarse con el padre sin cabeza, recomiendan que en horas de la noche no es conveniente por el sector de la iglesia de San Felipe.
Gabriel Guerrero* cuenta que un Martes Santo, salió de la casa de su novia, situada en el entorno del mencionado recinto religioso.
“Eran ya pasadas las 12 de la noche; yo la había acompañado a la procesión del Martes Santo y no me había dado cuenta que se había hecho tan tarde. Me despedí y como no se veía ningún taxi, decidí caminar hasta mi casa, situada en el barrio Las Cuadras. Iba caminando tranquilo, cuando a unos 50 metros me pareció ver una silueta oscura. Mi primer temor fue que podría tratarse de un atracador, por lo que me iba a pasar a la otra acera, cuando de repente, vi que esa aparición estaba frente a mí. Era un sacerdote de habito oscuro, pero lo más terrible de todo, es que no tenía cabeza y de su cuello, parecía chorrear sangre. Todo me empezó a dar vueltas, pero saqué fuerzas de donde no tenía y salí corriendo, hasta que encontré a un vigilante, a quien le conté la historia. Pensé que se iba a reír de mí, pero para mi sorpresa, me dijo que no era el primero al que se le había aparecido el cura sin cabeza.”
De acuerdo con lo que manifiestan viejos residentes de Pasto, la leyenda del cura sin cabeza, está muy arraigada en la ciudad y en ese sentido se dice que pasada la media noche sale del templo de Santiago.
Igualmente se sabe que historias similares circulan de manera profusa en otros países, entre ellos, México.
La mula herrada
Según lo manifiestan las leyendas populares, la mula herrada es una mujer que ha sostenido relaciones con un sacerdote, quien en las noches se transforma en el mencionado animal, que desbocado recorre las calles de Pasto, sacándole chispas con sus herraduras al pavimento.
Al respecto, el señor Jaime Viana* quien hace años vivía en el sector de la Avenida Boyacá, refiere que una noche de Viernes Santos después de haber asistido a la procesión, no podía dormir, por lo que decidí leer un poco
“Mi habitación daba a la calle y mi cama estaba al lado de una ventana. A eso de la una de la mañana, sentí el ruido como de un galope, por lo que creó que podría tratarse de un caballo. En eso escuché al lado de la ventana, el resoplido del animal y el ruido que hacían sus herraduras sobre el pavimento y me di cuenta que estaba siendo un miedo espantoso, puesto que el cabello se me empezó a erizar. Fue entonces, cuando me acordé de la historia de la mula herrada y estuve a punto de desmayarme del susto, puesto que los ruidos se seguían sintiendo. Fue una horrible experiencia que nunca podré olvidar”, relató y desde entonces, preferí cambiar mi habitación a un situada al interior de la casa.”
La leyenda de la mula herrada, es muy conocida en Pasto y en otras regiones de Colombia, al igual que en otros países.
La Calle del Colorado
Se dice que la Calle del Colorado, no es un buen lugar para recorrer a altas horas de la noche, en especial en la época de Semana Santa.
José Nieves* tuvo allí una experiencia traumática, luego de tomarse unos tragos con un amigo en una casa del barrio Santiago.
“Eran como las dos de la mañana y como yo vivía en Los Dos Puentes decidí bajarme a pie. Iba por la mitad de la Calle del Colorado, cuando sentí un frío espantoso y vi que todo comenzaba a oscurecerse a mi alrededor. De repente me di cuenta que la calle había cambiado de aspecto, pero lo más terrible de todo era que estaba cubierta de cadáveres y la sangre corría a raudales hacia abajo. Fue una visión que no pude resistir y me desmaye. Desperté muy mal al día siguiente, estaba tirado en la calle, rodeado de gente que pensaba que estaba malherido. No dije nada, pero después le conté a un amigo lo que me había pasado y él me dijo que lo que había visto en efecto había pasado en ese lugar, el 24 de diciembre de 1822, cuando las tropas del general Antonio José de Sucre se tomaron la ciudad y perpetraron en Pasto, una de las masacres más terribles de la Guerra de la Independencia. La verdad es que ahora, luego de lo que viví me da miedo pasar por allí, asi sea de día, puesto que las imágenes que vi fueron muy reales y terribles.

