En el pulso tranquilo del barrio Las Cuadras, se alza un espacio de vital importancia para la comunidad de adultos mayores: el Club Edad Dorada. Con sus puertas abiertas de par en par, este oasis de bienestar no solo ofrece un escape del bullicio cotidiano, sino que también brinda un refugio terapéutico y cultural para aquellos en la tercera edad que buscan compañerismo, actividades enriquecedoras y un sentido de pertenencia.
En un mundo cada vez más acelerado, donde la soledad y el aislamiento acechan a muchos ancianos, la interacción social se vuelve un elemento crucial para mantener una buena salud mental y emocional. Este principio es especialmente cierto en la tercera edad, donde el riesgo de depresión y enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer se incrementa significativamente. Es por ello que iniciativas como el Club Edad Dorada no solo ofrecen entretenimiento y distracción, sino que también sirven como una línea de defensa contra estos males silenciosos.
Actividades
Julio Martínez, un asiduo participante del club, comparte su experiencia con entusiasmo: «Antes de unirme al Club Edad Dorada, me sentía perdido, sin propósito. Pero aquí he encontrado no solo actividades divertidas, sino también amistades sinceras. Ahora cada día tiene sentido.» Sus palabras resuenan con las de Ana Pejendino, quien agrega: «Es como una segunda familia. Aquí nos cuidamos unos a otros, nos apoyamos. Nos sentimos vivos.»
El Club Edad Dorada no solo se limita a ofrecer compañerismo y entretenimiento; también promueve el desarrollo personal y la salud física a través de una variedad de actividades. Desde clases de yoga y baile hasta talleres de pintura y lectura, el club ofrece una gama diversa de opciones para satisfacer los intereses de cada miembro. Además, se organizan excursiones culturales y visitas a lugares históricos, proporcionando estímulos mentales y emocionales que ayudan a mantener la mente ágil y el espíritu joven.
Carmen Bustamante, otra integrante del club, destaca la importancia de este tipo de espacios para la comunidad: «Muchas veces la sociedad olvida a los ancianos, nos deja de lado. Pero aquí, en el Club Edad Dorada, nos sentimos valorados. Nos sentimos vivos y activos.» Sus palabras reflejan el espíritu que impulsa esta iniciativa, que va más allá de ofrecer simples actividades recreativas, convirtiéndose en un bastión de esperanza y renovación para aquellos que alguna vez se sintieron olvidados.

