Luis Eduardo Solarte Pastás

Curso extensivo de militancia política

Controlar el desempleo es el gran reto que afronta hoy en día el presidente Gustavo Petro Urrego, puesto que “muchos de nuestros agudos conflictos sociales tienen origen en esa incapacidad de asimilación de la mano de obra productiva por parte de la sociedad”.

Petro Urrego,  a través de “actos de justicia distributiva”  busca dique aliviar situaciones de miseria creadas por el desempleo, llevando salud, educación, vivienda, comida, recreación etc., a los más desposeídos”.

Sin embargo, a uno le asombra y pone en tela de juicio la actitud que ha asumido el burgomaestre al respecto, pues ese tipo de “justicia”  tal vez sólo llega a determinadas personas que en su momento votaron por él para que sea su presidente, gracias a la presión que ejercen sobre él determinados  politiqueros que hacen parte de su grupo llamado “Pacto Histórico” .

Por ello, esos “señores tienen en los diferentes ministerios y otras dependencias importantes del gobierno nacional  parece que sólo quieren ayudar a erradicar el desempleo, la pobreza,  y todas sus consecuencias, a determinados grupos poblacionales y no a la inmensa mayoría de colombianos que están en esa situación 

Es lamentable decirlo, pero es la verdad. El gobierno nacional lleva más de 16 meses y hasta el momento aún no existe una auténtica orientación político-económica en la búsqueda de acertadas soluciones al problema del desempleo que nos aqueja, porque el grado de acción y el discurso abstracto del mandatario se queda siempre simplemente en las ramas; mientras una inmensa cantidad de madres y padres ven, con miradas estupefactas, a sus hijos acostarse con el estómago vacío o con una mísera agua de panela y un pan.

En Colombia, el desempleado ya no es solamente el analfabeta, el migrante anónimo del campo que huye de la violencia, sino una persona con educación, con conocimientos de sus responsabilidades como ciudadano y como trabajador, que se ha preparado para ser un aportante al sector productivo.

Médicos, odontólogos, abogados, ingenieros, profesores, entre otros profesionales, deambulan de un lugar a otro en busca de un trabajo que les facilite sobrevivir en esta abrumadora situación social; pero en la mayoría de los casos la suerte les es adversa y en sus ojos se refleja un bienestar totalmente ajeno, una prosperidad que los excluye y los  condena a la desesperación.

Los hechos y las circunstancias que acontecen a diario no sólo en el país están demostrando que en la actualidad para poder conseguir un empleo después de haber terminado los estudios superiores se necesita, además del título profesional, haber realizado un curso extensivo de militancia política con algún dirigente político que dice hacer parte de famoso “Pacto Histórico”.

Muchos casos de la anterior situación se presentan a diario; pero nadie hace nada para evitarlo y garantizar así que el acceso a un empleo público o privado se haga con trasparencia y teniendo en cuenta la capacidad y la idoneidad de las personas para desempeñarlo.

Y en tanto todo eso sucede, una  inmensa cantidad de gente que vieron en el gobierno del presidente Gustavo Petro Urrego una posibilidad para que se diseñen programas y planes alternativos para la mano de obra de los desempleados, hoy se siente decepcionada,  defraudada, por haberlo apoyado.

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