Hablar de cultura también es uno de los pilares del desarrollo sostenible y se busca con esto el crecimiento de las localidades, las ciudades y su población, sin embargo, estas opiniones extendidas no son suficientes para reflejar la complejidad intrínseca de la sociedad actual. Investigadores e instituciones como la UNESCO y la Cumbre Mundial sobre el Desarrollo Sostenible piden que la cultura sea incluida en el modelo de desarrollo, aseverando que la educación al fin y al cabo moldea lo que entendemos por desarrollo y determina la forma de actuar y proyectarse las personas y sociedades en el mundo.
Quienes hemos tenido la oportunidad de visitar otras regiones en nuestro país y otras latitudes del mundo, vemos un reflejo real de su comportamiento y su desarrollo con base en la formación, la misma que está inmersa en cada uno de sus habitantes; las diferencias son visibles en todo sentido; en Colombia desafortunadamente la cultura del avivato, del avispado; sopesa los límites de la ética y no importa si afecta intereses o sentimientos frente a su actuar; es casi generalizado que el civismo latinoamericano está todavía en proceso de afinamiento o formación, con escasos 400 años de consolidación cultural y mezcla de razas y culturas aún no definen el perfil real de un latinoamericano; si bien somos alegres, buena onda; frente al respeto de las normas y comportamientos todavía estamos en deuda y en mora con la sociedad. Que mejor ejemplo de los Ingleses por su cumplimiento en una hora determinada o una cita; que tal el respeto por escuchar a los demás por parte de las culturas asiáticas, la organización y respeto de los procedimientos de los anglosajones, entre otros.
El mundo no se halla exclusivamente ante desafíos de naturaleza económica, social o medioambiental. La creatividad, el conocimiento, la diversidad, la belleza son presupuestos imprescindibles para el diálogo por la paz y el progreso, pues están intrínsecamente relacionados con el desarrollo humano y la libertad. Al tiempo que tenemos la obligación de promover la continuidad de las culturas locales, indígenas, cada día, en ciudades de todo el mundo, antiguas tradiciones convergen con nuevas formas de creatividad, contribuyendo así a la conservación de la identidad y diversidad. El diálogo intercultural es uno de los mayores desafíos de la humanidad, mientras la creatividad es valorada como un recurso inagotable para la sociedad y la economía.
En este sentido, los gobiernos locales deben fortalecer modelos de desarrollo que contemple la satisfacción de las necesidades tomando la urbanidad como un pilar fundamental; en nuestro país debemos cambiar el discurso del oportunismo que tanto daño nos ha hecho como sociedad; en el caso de la clase política está altamente permeado al punto de generar vínculos directos de familias y generaciones; así que si hablamos de desarrollo, este está directamente relacionado en la forma en como sociedad nos comportemos. Los retos culturales presentes en el mundo son demasiado importantes los cuales se sustentan en la educación, valores y principios, algo en lo cual nuestro país debe retomar para ser realmente fuertes como nación. Hoy en Colombia es un tema sobre lo cual hay mucho por trabajar.