Luis Eduardo Solarte Pastás

Chantaje político, una práctica perversa

Por lo general, la mayoría de los escándalos de corrupción que se presentan en el país involucran a miembros de la clase política. Esta situación conlleva a que hoy en día, ella este sumida en el descredito. Basta preguntarle a un ciudadano cuál es su opinión sobre un político y le respondería sin titubear que son corruptos, ladrones, inmorales, chantajistas, entre otros múltiples calificativos negativos.

Lastimosamente, los políticos, salvo algunas excepciones, han construido su propia cultura, principios y reglas  contrarias a los criterios éticos, morales que deben imperar en la conducta y comportamientos de los mismos.

Y, el chantaje político es uno de los métodos ampliamente utilizados por los políticos que conforman las Corporaciones Públicas para aprobar o no en determinados momentos un proyecto que provenga del ejecutivo.

Casos se han visto en que, si el chantaje no se concreta en la entrega de una dádiva, un jugoso contrato o la asignación de un nombramiento, etc., no se aprueba ningún proyecto de ley, ordenanza o acuerdo en el seno del Congreso, las Asambleas o los Concejos, a pesar de que el mismo propicie un beneficio para el país, un departamento o un  municipio.

TU ME DAS, YO TE DOY

Por estos tiempos en que los colombianos viven en medio de la incertidumbre y la  zozobra al ver que la paz total, con justicia social y equidad no aparece por ningún lado para lograr sobrevivir, los actuales mandatarios dicen que están trabajando  en la estructuración de sus  Planes de Desarrollo para presentarlos ante la Asamblea y los concejos municipales, respectivamente. Y una vez presentados les corresponderá a los diputados y concejales estudiar, debatir y aprobarlos.

Pero se espera que  la famosa frase de “tú me das, yo te doy”, no vaya a ser la carta que se tenga a mano por los diputados y concejales para exigir tal o cual prebenda a los gobernantes  para aprobarles  los Planes de Desarrollo.

Ya es hora que ellos entiendan de una vez por todas que quien “trabaja” a cambio de un surtido de regalos, no se puede considerar representante de los ciudadanos que los eligieron. Y el gobernador o alcalde que los entregan o conceden,  mucho menos pueden autovanagloriarse de estar en el cargo que ocupan en acatamiento de un legítimo mandato popular.

SILENCIO COMPLICE

Quizás haya quienes piensen que acabar con el mecanismo del chantaje político sea difícil; sin embargo, se lo puede hacer cuando los gobernantes y los coadministradores tienen principios éticos y morales.

Pero si no los tienen vamos a continuar soportando lastimosamente a un grupo de personajes que a nombre del pueblo que los eligió hacen los que les viene en gana, con la complicidad muchas veces de la misma gente que no los denuncia para que las autoridades pertinentes lleven a efecto las investigaciones de rigor e impongan a tiempo las correspondientes sanciones.

Finalmente, quiero creer que la aprobación de los Planes de Desarrollo en la asamblea de Nariño como en los concejos municipales  va a ser el resultado de un ejercicio participativo, colaborativo y democrático, en donde se logrará escuchar activamente tanto  a la administración como a la ciudadanía,  sin que este de por medio el famoso, pero perjudicial chantaje político.

solarpastas@hotmail.com