TOÑO ROSERO

Ojo con el bullying

En estos días se retoman las actividades escolares y a la par de los multiples gastos que tienen los padres de familia, es necesario abordar u tema que se revaluar año tras año: el acoso escolar.

Son múltiples los casos que quedan en el anonimato, situaciones que de alguna manera lleva a quienes sufran esta problemática piensen muchas veces en atentar contra su vida.

¿Alguna vez se han puesto en los zapatos de niños que sufren bullying? Imaginen por un momento a esos niños que se despiertan todas las mañanas con un nudo en el estómago, sometidos al miedo, la ansiedad y la soledad de solo pensar en lo que les espera.

¿Se han detenido a pensar cómo se sienten estos niños cuando llegan al colegio sabiendo que será un día más de tormento? Sumérjanse en el corazón de ellos por un segundo, se sienten atrapados en una situación de humillación y dolor.

Cada palabra hiriente y cada risa burlona son como cuchillos que cortan su autoestima y confianza en sí mismos. A medida que pasa el tiempo, sus sonrisas se desvanecen, su alegría se apaga, convirtiéndolos en niños tristes, sin ilusiones. Sus lágrimas se vuelven compañeras constantes, pero nadie parece notar su dolor.

Parte del problema se relaciona con su búsqueda de apoyo entre los padres de los niños involucrados en la situación. Lamentablemente, ha encontrado que muchos de estos papás adoptan una actitud permisiva, defendiendo a sus hijos de manera incondicional.

Cuando hablamos de esta problemática, a menudo nos centramos en las víctimas, pero es esencial reflexionar sobre el papel de los padres de los niños agresores y cómo pueden contribuir a detener esta problemática.

Una educación permisiva y sin límites puede influir de manera negativa en el desarrollo y el comportamiento de los niños en varios aspectos. La falta de límites claros y la ausencia de responsabilidad pueden llevar a comportamientos desafiantes y falta de autocontrol. Además, la falta de límites puede dificultar la comprensión de las normas sociales y la empatía hacia los demás. Es fundamental encontrar un equilibrio entre la autoridad y la flexibilidad en la crianza de los hijos para ayudarlos a crecer como individuos fuertes y compasivos.

Los padres a menudo creen que al resolver los problemas de sus hijos y ceder a sus deseos, están brindando ayuda. Sin embargo, la realidad, respaldada por miles de estudios, muestra que este enfoque puede causar daños irreparables en los niños.