No obstante, los fuertes aguaceros que suelen caer sobre el territorio nacional, alegrando a unos y entristeciendo a otros, lo cierto es que una vez ellos terminan, nos vemos abocados a observar en la distancia el triste espectáculo de cómo nuestras montañas se han convertido, con el paso del tiempo, en una especie de huesos de animales prehistóricos tostados bajo un sol canicular.
Más allá de la culpa que le pueda corresponder al ser humano en la destrucción de la naturaleza, los expertos en el tema dicen que los intempestivos cambios climáticos que vienen causando toda clase de estragos, obedecen al fenómeno del Niño, cuyo nombre fue dado, en “honor” al niño Jesús”, por los pescadores peruanos a una corriente cálida que aparecía cada año alrededor de Navidad. Sin embargo, a partir de 1960 el calificativo del fenómeno del Niño se universalizó, tras comprobarse que no sólo se presentaba por esa misma época en el país de los Incas, sino también en todo el pacífico tropical con una duración que oscila entre los 8 y los 10 meses.
Hoy en día, los científicos que están pendientes de lo que hace y deja de hacer el fenómeno del Niño, le han cambiado su apelativo para pasar a llamarlo el Niño Godzilla (nombre de la película Godzilla), en razón a que debido a las lluvias torrenciales, inundaciones y deslizamientos de terrenos que provienen de las altas temperaturas, sus “efectos no sólo son más destructivos en pueblos y ciudades, sino que también arruinan cultivos provocando escases de alimentos y un aumento en los casos de enfermedades infecciosas, muchas de las cuales se irán expandiendo desde las zonas en donde son endémicas a otras áreas”.
Vale recordar que, por la ola de calor que vive el país, se han registrado decenas de incendios en todo el territorio nacional, obligando a que diferentes organismos como bomberos, Defensa Civil, Ejército, Policía, campesinos, indígenas y voluntarios se unan a controlar estas conflagraciones que han arrasado con centenares de hectáreas que tardarán muchos años en recuperarse, pues hay especies como los frailejones que solo crecen un centímetro al año y son muy importantes para el almacenar y generar agua potable en los páramos, que luego descienden a las fuentes hídricas que abastecen a varios municipios.
Según la última actualización de la Organización Meteorológica Mundial (OMM), se espera que el actual fenómeno de El Niño dure al menos hasta abril de 2024, influyendo en los patrones meteorológicos y contribuyendo a un nuevo aumento de las temperaturas tanto en tierra como en el océano.
Y pensando en contrarrestar las “malas influencias” del niño Godzilla, ahora se pretende tanto por los gobierno de turno como por las demás autoridades ambientales adelantar una serie de acciones orientadas a que los habitantes tomen conciencia de lo importante que es la defensa del ecosistema natural a fin de que se garantice en medio de las adversidades el don más preciado del ser humano: la vida.
En fin, son buenos y nobles ideales. Pero deben saber muy bien que no basta con eso, porque si no existen los recursos económicos necesarios para ejecutar buenos proyectos de sostenibilidad ambiental y gente verdaderamente comprometida para hacerlo, no pasaran de ser buenos y nobles ideales.
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