En el programa de Biología y Química de la Universidad de Nariño, estudiamos las Leyes del Monje Agustiniano Gregory Mendel, que nos explican las transmisiones de los Alelos Hereditarios de padres a hijos, los cuales genéticamente determinan nuestro comportamiento a lo largo de la Vida.
En estos primeros días del año 2024, recibí de uno de mis tantos lectores, este importante artículo, que nos llevará a limpiar nuestro ADN y para lo cual, debemos leerlo y pronunciarlo en Voz Alta:
“Rompo, destruyo, desintegro y pulverizo toda negatividad instaurada del árbol genealógico de mi Padre y de mi Madre, desde la primera generación que formó a sus familias hasta la herencia que hemos recibido de ellos en esta vida.
Elimino toda maldición que haya caído sobre ambas descendencias y mi persona: Mentiras, sufrimientos, penas, soledad, trauma de parejas, vicios de toda índole (drogas, sexo, alcohol, lujuria, obesidad); excesos por ansiedad, miseria, miedos, esclavitud o dependencia laboral, infelicidad, tragedias, baja autoestima o carencia de autoestima, depresiones, egoísmo, despotismo, enfermedades de todo tipo heredadas, fobias, depravación, de cualquier índole, alteraciones para llevar una vida de pareja normal y armoniosa, rebeldía a la familia, maltratos, vejación, desamor, suicidios espirituales y físicos; adicciones a conflictos, sacrificios, solidaridad de alma con alguno de ellos, siniestros, accidentes y dogmas religiosos errados.
Elimino también, todo espíritu competitivo negativo que me genere envidia, odio y resentimiento hacia los demás; elimino y desecho todo daño espiritual producto del resentimiento; libero la pobreza mental y física que se me haya heredado por vivir en esta y otras vidas. Así como borro todo recuerdo en mi memoria celular que esté grabado en
Saco todo esto de mi ADN. Decreto e instauro un Sistema de Bendición, Salud, Amor, Perdón, Comprensión, Solidaridad, Abundancia, Prosperidad, Serenidad, Confianza y Felicidad, guiado bajos las Leyes Universales. Lo decreto aquí y ahora, hecho está. Así es y así será. Gracias, gracias, gracias. Todos somos uno”.
Es nuestro deber compartir este artículo con nuestros familiares, amigos y conocidos, para que todos disfrutemos a plenitud de la Vida, que Dios nos regaló a nuestro paso por la Tierra, haciendo siempre el bien sin esperar nada a cambio.

