En un esfuerzo por salvaguardar las riquezas culturales y tradiciones propias de las comunidades indígenas en Colombia, el Ministerio del Deporte ha puesto en marcha la escuela «Prácticas Ancestrales Deporte, Recreación y la Actividad Física» (PADRAF). Esta iniciativa, en colaboración con las Autoridades Indígenas de Colombia (AICO), busca no solo fomentar el desarrollo físico y deportivo de las nuevas generaciones, sino también asegurar la continuidad de las costumbres autóctonas.
En los remotos municipios de Cumbal y Aldana, a más de 120 kilómetros de la capital de Nariño, más de 100 niñas y niños de la etnia Pastos participan activamente en esta propuesta innovadora. El enfoque no se limita a la enseñanza de deportes convencionales, sino que se adentra en prácticas ancestrales como el cucunubá y el cuspe. Estos juegos tradicionales no solo promueven la actividad física, sino que también son portadores de conocimientos y saberes transmitidos de generación en generación.
Las actividades deportivas ancestrales van más allá de la mera formación física, abarcando la preservación de las costumbres propias de cada etnia. Este enfoque integral busca asegurar la permanencia de estas prácticas en el territorio y contribuir al fortalecimiento de la identidad cultural de las comunidades indígenas.
Omaira Maribel Tarapues, residente de la vereda Cuetial en el municipio de Cumbal, destaca la importancia de estos espacios para la comunidad: «Estar aquí nos permite enseñarle a nuestros hijos la riqueza de las costumbres indígenas, los juegos y juguetes con los que se divertían nuestros ancestros y que hoy rescatamos». Además, subraya la alegría que experimentan los niños al recibir formación deportiva, contribuyendo así a su desarrollo integral.
La colaboración entre el Ministerio del Deporte y las Autoridades Indígenas de Colombia (AICO) ha permitido democratizar el acceso al deporte en estos territorios remotos, convirtiéndolo en un factor de justicia social. La alianza seguirá implementando estrategias que beneficien a más niñas y niños indígenas, con la visión de expandir estas iniciativas a nivel nacional. El objetivo es claro: no solo formar atletas, sino preservar la riqueza cultural que define a las comunidades indígenas de Colombia.