Padre Narciso

¿Por qué tanta maldad?

Muchas personas de buen corazón se preguntan ¿por qué hay tanta maldad?, sobre todo por el nivel al que ha llegado hoy en día a nivel mundial y particularmente en nuestro país. Como seres humanos presumimos que somos modernos y que hemos traspasado casi todas las metas que nos hemos propuesto. Cuando se dieron los primeros pasos de la revolución industrial, hubo quienes llegaron a afirmar que a Dios ya no se le necesitaba, demostrando una soberbia sin límites.


A medida que hemos avanzado, que más “soluciones” damos a nuestros problemas a través de la tecnología, nos creemos más superiores y centro del universo. Sin embargo, parece que mientras más avanzamos tecnológicamente, más maldad se plasma.

A veces nos preguntamos por qué Dios nos hace pasar malos momentos si tanto nos quiere por ser sus hijos. Pero esos malos momentos nos los hacemos pasar nosotros mismos con nuestro egoísmo y con nuestra falta de amor.

Como vemos toda la maldad que esta sucediendo son causadas por tres razones fundamentales: 1) El egoísmo, para satisfacer las pasiones de la carne; 2) El orgullo, que impide que nos relacionemos bien con el prójimo; y 3) la ambición de tener o codicia (la raíz de todos los males es el amor al dinero).

Hemos hecho a un lado a Dios: Hay casos de personas que deliberadamente rechazan todo lo que tiene que ver con Dios y su obra en sus vidas. Cada vez menos gente desea escuchar de Dios o lo hace pero decide seguir viviendo conforme a sus propios lineamientos.

Aparte de los males físicos que aquejan a la humanidad, se encuentra el mal moral, reflejado en la injusticia, la marginación, la soledad, la desesperación. En la causa de estos males entra en juego el hombre; es el mal que nos hacemos unos a otros con nuestra manera egoísta de vivir, con nuestra ambición y con nuestra falta de solidaridad, con nuestra avaricia. No es un mal que nos hace Dios. Es el mal que nos hacemos unos a otros usando indebidamente nuestra libertad.

Dios es el único que nos puede ayudar a vencer y superar el mal. Y nos ayuda con el ejemplo y la fuerza de Jesús. Dios quiere desterrar el mal y nos invita a participar en esa obra que ya inició Jesús.


En Jesús es donde tenemos los cristianos la respuesta al problema del mal. Él ha vencido, da esperanza, da paz, crea justicia, la justicia del amor. Él da sentido a nuestra vida para que comprendamos el bien y para que desterremos con el sacrificio de nuestra vida y a imitación de Jesús, cualquier tipo de mal, para que todos los hombres tengan el gozo de sentirse tratados y queridos como hermanos.


Cristo es nuestra esperanza en la lucha contra el mal. No quitando el mal sino superándolo. La raíz de toda la maldad que hoy vemos reflejada en el mundo está arraigada en el corazón del hombre, siendo Jesús la única salvación para nosotros.