Después de la guerra que acaba de estallar entre los Palestinos e Israel y tantas otras, algunas que ya casi ni se habla, pero siguen causando dolor en el mundo, otras de las que, si como la de Ucrania y Rusia que se está tornando entre Rusia y occidente, mejor nos vamos al laboratorio CERN para la investigación de física cuántica con proyectos meramente científicos excluidos desde un principio los nucleares para la guerra. En sus casi 70 años de historia el CERN ha contribuido al conocimiento acerca del mundo en que vivimos, con descubrimientos tan importantes como el Bosón de Higgs EN 2012, que nos abrió la luz para entender porqué las partículas tienen masa, es decir porqué existe todo lo que existe incluidos nosotros mismos. Esa partícula predicha por Einstein y los físicos posteriores, no se la encontraba, pero era tan importante que vino a casi completar el porqué de la materia y antimateria.
Después de ese descubrimiento han seguido encontrándose más partículas subatómicas que explican la misma existencia del universo desde hace 14 millones de años y las particularidades y misterios del mundo cuántico que aún no se ha comprendido en todo su complicado esplendor del entorno sub atómico.
El CERN consta de uno túnel de 27 kilómetros en redondo situado en Suiza y Francia, cuya sede es la ciudad de Ginebra. Allí se ensayan los comportamientos de las partículas subatómicas como las colisiones de protones o neutrones y otras partículas que allí mismo han sido descubiertas en el inimaginable universo de la física cuántica, posterior a la física Newtoniana que conocemos.
Muchas de las investigaciones tienen que ver con avances que palpamos en el diario vivir como la superconductividad, la tecnología que hace posible la ciencia de la computación o de los celulares. Por eso mismo quien hace mal uso de estos adelantos de los últimos tiempos, no se dan cuenta que están manejando la física misma. ¡Qué maravilloso!

