Un buen ideal sirve para estimular, para sacarnos del adormecimiento y para tomar decisiones con las cuales podamos mejorar la vida en familia, en el barrio, en la ciudad, en el país, incluso en el mundo.
Pero desafortunadamente hay quienes se aprovechan y manipulan ideales buenos para promover el mal, para engañar a la gente, para imponer ideologías injustas, que en lugar de beneficiar perjudican a todos.
El justo y bienvenido ideal que lleva a promover la salud para todos, puede ser usado para generar una crisis sin precedentes en el sistema de salud, que al final afecta a miles de personas, en particular a los mismos enfermos.
El ideal de la justicia, manipulado por populistas sin escrúpulos, ha servido en el pasado, y todavía sirve en el presente, para generar odios, divisiones, e incluso se ha llegado al punto de proferir crueles amenazas y lo más preocupante al asesinato de inocentes simplemente por pertenecer a tal o cual clase social.
El ideal de la democracia, puesto en manos de políticos sin conciencia, ha llevado y lleva a leyes con las que personas y asociaciones que defienden propuestas plenamente aceptables y que benefician a un sinnúmero de ciudadanos, queden marginadas, incluso excluidas de la vida pública.
La lista es larga, pero refleja ese aspecto cruel y dramático de la existencia humana: La posibilidad de usar lo que es bueno para el mal, de corromper ideales nobles para suscitar odios, divisiones, venganzas, guerras, matanzas entre la gente.
Frente a quienes promueven ideales manipulados, existen miles de hombres y mujeres que recurren a los ideales de modo justo, honesto, sencillo, abierto. No estigmatizan a los “adversarios” con insultos que martillean. No excluyen a los que tienen propuestas diferentes y legítimas del debate público. No promueven “tomas” o apoyo jurídico y económico para quienes están por fuera de la ley, protestas salvajes ni guardias de barrio orientadas a la persecución de los “enemigos”.
Los hombres y mujeres que, al defender los ideales, saben respetar a los otros, generan sociedades abiertas e inclusivas, dialogantes y sanamente democráticas.
Gracias a ellos la sociedad puede evitar la repetición de dramas inmensos como los acontecidos en tiempo pasado, y tantas otras ideologías dañinas que todavía hoy manipulan ideales buenos, en beneficio personal y en muchos casos en detrimento tanto de quienes erróneamente los apoyan como también de sus contradictores.
La base de la manipulación de los buenos ideales, es que haya ciudadanos con bajo nivel de educativo, desinformados, indiferentes y dóciles. Para estos ciudadanos es mucho más simple aprobar y creer todo lo que se les diga que reflexionar en lo que se le dice o se hace. Por eso para algunos gobiernos, las prebendas y dádivas son usadas como instrumento de manipulación y mientras mayor sea el apoyo, menos capacidad de crítica por parte de la sociedad y más facilidad para que el gobernante de turno haga y deshaga a su antojo.

