SÍ, este era el nombre de una orquesta muy buena que dejó inolvidables canciones para bailar en las fiestas de fin de año, pero el título de esta columna no tiene nada que ver con la orquesta. lleva este nombre porque en ella se hace referencia a los candidatos que por estos días hacen campaña para lograr sumar los votos requeridos y ser elegidos como gobernadores, alcaldes, diputados o concejales.
Quieren ser parte del gobierno en las regiones y para alcanzar a serlo no escatiman esfuerzos y tampoco recursos. Por todos los lados se los ve y oye, de aquí hasta el día de la votación son seres omnipresentes y quiérase o no se tiene que escucharlos y verlos a través de todas las emisoras, los canales de televisión, las redes sociales y sí, aunque nadie sabe cómo llegan, también leer sus mensajes en el correo personal, pues se supone que este es de manejo privado.
Pero ahí están diciendo lo mismo todos, nada diferente a lo que dijeron, los que repiten elección, hace cuatro años, pero los nuevos igual, como si esta ciudad, el municipio con el departamento no fueran en la línea del tiempo y por ello no se vieran afectados por los normales cambios y por aquellos inesperados que han acelerado el deterioro de su infraestructura como también han conducido a que ya muchos componentes de la logística necesaria para el buen funcionamiento institucional sea ya obsoleta, caduca.
No obstante, estos señores candidatos hablan del futuro gobierno, sin que se deba entender un gobierno con la cara hacia adelante. Pues solo ponen de manifiesto que quieren ser elegidos para solucionar problemas, atender solicitudes, a esto le llaman ellos escuchar a la gente, repartir mejor lo que según su sapiencia se ha dividido mal, por ejemplo los auxilios, los subsidios, el presupuesto para obras, las mismas obras, que no son otras que las prometidas por todos cada cuatro años, las que aún están en los proyectos, aquellas que avanzaron hasta ser parte del presupuesto y claro que también se incluyen las inconclusas, las que cada vez para reiniciarlas requieren de más dinero por lo que lo único seguro es que estarán a ahí como signo de la ineficiencia y el desgreño administrativo, propio de una clase de políticos que cada cuatro años se lanzan a buscar votos solo porque quieren ser parte del gobierno, unos sin saber para qué, otros sin tener bien claro el por qué y muchos como medio exprés por el cual llegar a ser llamados doctores, dejar de ser pobres o de pertenecer a una clase media para ascender o mejor trepar y ubicarse entre los prósperos ciudadanos de este país, formar parte de los que participan en las elecciones con un fin en sí mismo y para si mismo. Puesto que en ellos el voto perdió su carácter de mecanismo mediante cual el pueblo selecciona a los mejores como sus voceros en las instituciones donde se requiere de su presencia, ya que se fundaron para garantizar su desarrollo continuo y bienestar.
Los nada que ver van y vienen acompañados por caravanas de áulicos que los vanaglorian, portando los estandartes como miembros que son de movimientos, partidos, sectas, clubes o gremios. Agitan las banderas de causas por las cuales dicen luchar y estar prestos a defender, así resulte contradictorio su actuar con el discurso en el que proclaman representar los intereses del pueblo, ya que por lo general las pretensiones de sus jefes políticos, lideres religiosos o del conjunto de agremiados, por cuya representación están ahí peleando la curul o la oficina de gobierno, en nada se relacionan con lo que favorece de verdad a los electores que buscan convencer para que el voto sea a su favor. @Risar0

