Cátedra

Por David Fajardo

Cátedra y clase magistral fue la que recibió el país en la madrugada del pasado 30 de julio, cuando Caicedo y Vanegas reventaron la portería alemana e hicieron temblar no sólo a la nación bávara, sino también a cada hogar colombiano, pues el sueño mundialista parece arrancar con las 2 grandes actuaciones del seleccionado nacional en la fase de grupos de esta anhelada copa.

Para aquellos que esperaban una derrota ante una potencia favorita, o que pensaban que lo de Corea fue un golpe de suerte o cosa de equipo chico, quedaron acallados, cuando en Australia, la magia, la categoría y la elegancia de la jugadora del Madrid, daban ya un triunfo parcial que ilusionaba al continente, tal vez sin tantos televisores encendidos, ya sea por el horario o mejor, porque el partido era femenino y no el de los típicos 11, siendo así estaría casi seguro que sin importar la hora, miles de almas estarían tras la pantalla chica.

No nos habría importado que el “ego de un simio alzado que excreta sentado” como Fernando Vallejo asegura y por referirme a la soberbia de James Rodríguez, que por tumbar a un técnico que no le caminaba a su gusto, vendió la camiseta ante Ecuador y Uruguay con escandalosas goleadas; no nos interesaría que muchas veces las individualidades sobrepasan a la colectividad, o que por verse alabados y enaltecidos por el sensacionalismo de los medios de comunicación ya se creen campeones, sin muchas veces pisar si quiera octavos de final.

Lo de la madrugada de este 30 de julio, fue la oportunidad perfecta para que estas grandiosas mujeres despidieran el mes del grito de independencia, el mes patrio por excelencia, ¿patriotismo? Cuán alto es el valor de sentido y amor patrio que nos falta como paisanos, que sólo somos colombianos cuando juega la selección masculina o cuando es 20 y decimos “hay que ponerse la camiseta, saquen la bandera y cantemos el himno”, pero cuando ni votar somos capaces, porque es domingo y toca paseo.

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Qué dilema el de colombianos, ese sentimiento tan a conveniencia, tan hipócrita y vacío, bien decía el gran Jaime Garzón “En este país, los ricos se creen ingleses, la clase media se cree gringa y los pobres se creen mexicanos, aquí no hay colombianos” Aunque, lo que si hubo el domingo pasado, fue sopa y seco para muchos, que ahora de seguro se declaran fanáticos de Linda Caicedo y del fútbol profesional femenino.

Ya déjense de hipocresías, que patriotismo no es gritar gol con todas las fuerzas y cerveza en mano, no es ponerse la camiseta en días de fiesta o partido, ni tocar el claxon del camión tan fuerte como se pueda cuando es día de la virgen del Carmen; patriota es aquel con sentido de pertenencia por nuestra sencilla morada, por nuestro “humilde platanal” que ha brindado a estas grandiosas jugadoras que hoy nos tienen soñando.

No queda más que agradecer por lo hecho ante Corea y Alemania, esperar lo mejor ante Marruecos y el resto de la Copa del mundo, dónde más corazones deben latir, por unas 11 que nos demostró a callabocas, que merecen más apoyo, más pasión, más patriotas tras la pantalla y en las casas que amen su país los 365 días del año y no sólo cada que juegan los varones.