Por: Tatiana Solarte.
¿Cómo afecta el divorcio o separación de los padres a los niños?
Los frutos del amor que en un momento existió, pueden encontrar que, de repente, su hogar se ha roto y sufren las disputas de sus padres, las frases hirientes, el ambiente hostil, las divisiones de bienes y la separación, unido a esto aprenden conductas poco constructivas que podrían comprometerles su futuro.
La separación de los padres no tiene por qué ser una tortura para los hijos. De hecho, la separación de los padres (cuando deciden que su vida en pareja no funciona), debe contemplarse siempre como una mejora en la calidad de vida de los hijos.
Separarse es una decisión difícil tanto para la pareja como para los hijos; y para que no afecte demasiado a los niños, debe hacerse de forma racional. La pareja debe cooperar, y por supuesto, proteger a los niños, buscando lo mejor para ellos. Los niños no pueden estar viviendo en un ambiente de tensión y frialdad entre los padres, esto puede traer consecuencias sobre su estructura emocional y conductal.
En ocasiones, es mejor que la pareja se separe, a que continúe viviendo situaciones conflictivas de convivencia, que afecten negativamente a sus hijos. Está comprobado que los niños sufren mucho más en situaciones en que los padres son infelices juntos, que cuando deciden vivir separados.
Por otro lado, los niños solo se sentirán seguros si tras el divorcio existe un clima de confianza, respeto y afecto entre sus padres. Considerando estos derechos de los niños, los padres deberían ofrecer una educación basada en valores como el optimismo, la responsabilidad y la tolerancia, brindando a sus hijos una convivencia civilizada, integradora y social. Así mismo, los padres separados, cada uno desde su espacio, deben seguir observando el comportamiento de sus hijos, ofreciéndoles su compañía cuando lo necesiten, no solo durante las visitas establecidas.
Otra de las circunstancias que se debe evitar a toda costa, es discutir sobre el divorcio delante de los pequeños. Se ha comprobado que muchos niños terminan culpándose de la separación de sus padres, con las impredecibles secuelas que esto provoca en su autoestima y en su equilibrio psicológico. Por tanto, se recomienda abordar, desde un lenguaje adecuado a la edad de cada niño, las causas que motivaron la separación, claro está sin culpabilizar a su expareja, que los hijos entiendan que las causales del divorcio no tienen nada que ver con ellos como hijos, y que el amor de papá y de mamá seguirá manifestándose y creciendo como hasta el momento.
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Finalmente, resulta imperdonable condenarlos al abandono afectivo con tal de evitar los encuentros con la ex pareja. Es importante que, por difícil que sea la ruptura, el vinculo padre-hijo no sufra más de lo que la propia separación implique. Ese vinculo a fin de cuentas … sí que es para toda la vida. Los padres deben dejar claro a sus hijos que son ellos quienes se divorcian, los hijos no. Hacerles saber que siempre estarán presentes, y que nada cambiará … ¡el amor que sienten por ellos!.

