Por: Hernán Insuasti Gonzales (Acord)
Lo ocurrido el domingo anterior en el estadio Atanasio Girardot de Medellín raya en lo absurdo. Cuando todos esperábamos con grandes expectativas el desarrollo del partido entre Atlético Nacional y América por la fecha 14 de la Liga colombiana, el encuentro se suspendió por los tremendos incidentes presentados en la tribuna sur entre delincuentes disfrazados de hinchas y la Policía nacional.
Uno lee y escucha muchos señalamientos por parte de diversos sectores para justificar los hechos. Considero que culpables son varios, sin embargo, hay una escala en donde podemos determinar de mayor a menos los ‘cómplices’ de esta clase de hechos.
Los dirigentes de los clubes y de la Dimayor son los primeros responsables de la situación tan penosa y desagradable. Los primeros porque sus directivos han dado largas a ciertos hinchas, a quienes consienten demasiado con boletas y pasajes para que apoyen sus administraciones. Pienso que el aficionado es muy importante en el fútbol, pero debe estar en un lugar diferente al de decidir gestiones de un comité ejecutivo. Cuando llegan otros dirigentes y no les brindan las mismas garantías, como parece ocurre en Nacional, pasan esas situaciones incomprensibles.
«La mayoría de aficionados del fútbol colombianos son gente bien, pero a quienes torpedean el espectáculo hay que ponerles freno de manera tajante».
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La Dimayor tiene mucho que ver porque a través de sus comisiones como la de disciplina y castigo, no impone sanciones ejemplares a los equipos que son los que deben garantizar la seguridad en un estadio.
Hace poco, un aficionado entró a la cancha del estadio Manuel Murillo Toro de Ibagué para agredir físicamente al volante de Millonarios, Daniel Cataño, y después la plaza terminó con una risible sanción con pocas fechas y solo de la tribuna desde donde saltó el hincha. Ojo que a Cataño se lo pudo haber matado, pero eso pareciera que no les importó.
De eso se desprende absolutamente todo. Sin las instituciones deportivas que intervienen en los campeonatos colombianos y las entidades que organizan el espectáculo no cortan de raíz el asunto, entonces todo va empeorar y los violentos seguirán.
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Desde el domingo las personas que hacemos parte de los diversos medios de comunicación estamos hablando de estas cosas inadmisibles, dejando a un lado la parte netamente futbolística. Desde el sábado anterior vimos muy buenos partidos, jugadas y goles, pero eso pasó a segundo plano.
Es una tristeza lo que está pasando, por eso, de una vez por todos hay que ponerle freno a este asunto.