La información suministrada en las últimas horas por el grupo internacional de derechos humanos, Front Line Defenders, en la que informa que Colombia y nuestro departamento de Nariño son las zonas más mortíferas del Planeta para los líderes, lideresas sociales y defensores de derechos humanos, se constituye en un deshonroso señalamiento que precisamente no nos deja muy bien parados ante el Mundo.
Pero, lamentablemente debemos de reconocer con mucho dolor, que ese organismo internacional, no está diciendo ninguna mentira ni se trata de los episodios de mala prensa, con los que muchas veces se ha atacado y calumniado a nuestro país.
No, lo que se acaba de reportar a nivel mundial es la absoluta verdad de lo que ocurre desde hace varios años en nuestro medio con nuestros líderes, lideresas y defensores de derechos humanos, quienes, de manera constante, son asesinados en las diferentes regiones del país, en un imparable baño de sangre.
«La información suministrada en las últimas horas por el grupo internacional de derechos humanos, Front Line Defenders, en la que informa que Colombia y nuestro departamento de Nariño son las zonas más mortíferas del Planeta para los líderes, lideresas sociales y defensores de derechos humanos, se constituye en un deshonroso señalamiento que precisamente no nos deja muy bien parados ante el Mundo«.
Por ello, no nos sorprende, aunque el hecho es en sí, insólito, saber que en esa macabra estadística, Colombia supera con creces a Ucrania, un país que como todos lo sabemos se encuentra desde hace más de un año en guerra con Rusia.
Tampoco es motivo de sorpresa enterarnos gracias a ese inquietante reporte, al que también se le une las estadísticas locales de la Defensoría del Pueblo, que el departamento de Nariño, sea en estos instantes la zona de Colombia, más afectada por esta clase de homicidios. Esto debido, a que bien sabemos que nuestra costa Pacífica, es un caldo de cultivo para esos episodios de violencia generados por los grupos armados ilegales, que, bajo la infame bandera del narcotráfico, se han apoderado de vastas zonas de ese importante sector del departamento.
Con respecto a ese flagelo, es de público conocimiento que el trabajo de esos líderes, lideresas y defensores de los derechos humanos, se constituye en una piedra en el zapato para los integrantes de esas organizaciones criminales, lo que es una de las principales causas para esos asesinatos sistemáticos que hoy horrorizan al mundo.
En ese sentido, todavía recordamos las palabras del señor presidente de la República, Gustavo Petro en torno a la protección que su gobierno le iba a dar a esta clase de personas, puesto que la triste realidad es que desde la posesión del mandatario el 7 de agosto del año pasado, se han incrementado los ataques en las diferentes regiones del país, lo que explica las razones por las cuales los organismos internacionales nos tienen en la mira como la zona del mundo, más peligrosa para los defensores de derechos humanos.
Frente a esta panorama tan oscuro, al menos en lo relacionado con el departamento de Nariño, tenemos que esperanzarnos a las promesas que el pasado fin de semana, hizo en Tumaco, el ministro de Defensa, Iván Velázquez Gómez, en torno a la protección y puesta en marcha de diversas acciones, no solo para proteger a los líderes sociales, sino a la ciudadanía en general, en una zona que como nuestra costa es escenario de la implacable violencia que ejercen las organizaciones criminales.
Puede interesarle: https://www.diariodelsur.com.co/olor-a-elecciones-2/
Esperamos que, en esta oportunidad, como ha ocurrido tantas veces, esos ofrecimientos de seguridad, no se vayan a convertir en palabras que el viento lleve hasta el mar Pacífico. No, ahora más que nunca se requiere con urgencia de operativos especiales en los municipios costeros, duramente afectados por la violencia.
Una violencia que se debe enfrentar con decisión, máxime en estos momentos, cuando nos hallamos a poco menos de 7 meses para la realización de las elecciones territoriales, comicios que como lo alertó el Registrador Nacional del Estado Civil, se podrían ver en riesgo por las delicadas situaciones de orden público que se viven en varias zonas del país.

