Por: Claudia Zambrano Erazo.
En los últimos días el grupo internacional de Derechos Humanos Front Line Defenders reveló que al menos 401 defensores y defensoras fueron asesinados en 26 países del mundo por su labor pacífica durante el 2022.
Lo grave del asunto, además de la cifra desorbitante de muerte de gente inocente es que en este listado, Colombia lidera con 46% del total de muertos, con al menos 186 asesinatos documentados y verificados hasta la fecha, por parte de instituciones como Somos Defensores.
Luego de nuestro país siguen Ucrania (50), México (45), Brasil (26) y Honduras (17) representando el 80% de los asesinatos. Además el informe asegura que las principales víctimas fueron los defensores de la tierra, el ambiente y los pueblos indígenas.
Lo alarmante de todas estas cifras, es que Nariño como todos lo sabemos es uno de los departamentos con más crímenes contra los líderes sociales; nuestra costa pacífica, por no exagerar diariamente suma nuevos muertos a la lista de víctimas de personas inocentes que lo único que buscan es trabajar y sacar adelante al pueblo.
Las cifras siguen subiendo y lastimosamente las soluciones no se ven por ninguna parte, porque los muertos no le pertenecen a la gente de poder o porque simplemente estamos tan acostumbrados a escribir sobre nuevos asesinatos que lo dejamos pasar como uno más de los muchos que se siguen registrando. Es momento de que las autoridades locales, departamentales y nacionales le pongan la lupa principalmente a este territorio abandonado por años y que logra destacarse y salir adelante con las uñas, porque no tiene quien le de la mano.
No queremos seguir sumando muertos, queremos aportar por las cosas positivas que tenemos y brindamos al mundo, necesitamos que de una vez por todas las Fuerzas Militares se hagan cargo de la situación que se vive en este territorio y de esta manera combatir la violencia y cambiar de una vez por todas nuestro panorama.
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Los buenos somos más, pero es imposible transformar sociedad y construir territorio si los malos no lo permiten y lo único que hacen es acabar con la vida de esos pocos pero valientes que quieren trabajar por sacar a su gente adelante. Las víctimas mortales se siguen aumentando y en departamentos como el nuestro y lugares como Tumaco las autoridades brillan por su ausencia.