POR: DANNY J. MARCILLO
Me he dado cuenta que la vida está llena de momentos inolvidables, sensaciones que te llenan el alma, momentos de la vida que llegan sin ser planeados, he sido fiel testigo de que las cosas inesperadas son las mejores, las que te llenan de sensaciones que son difíciles de describir, el olor de un perfume que te hace recordar viejas emociones, esa canción que alguna vez te hizo vibrar el alma, hay días en la vida en donde vemos que nada tiene sentido, pero son las pequeñas cosas, los pequeños detalles que le dan otro color a la perspectiva de nuestros días.
Porque, aunque siempre tengamos dificultades, tristezas, malas andanzas, sufrimientos siempre hay esperanza de vivir feliz, de gozar la vida a través de las pequeñas cosas. Siempre podemos encontrar humor, armonía, sorpresas tan agradables que nos llenan el día con una sonrisa. Una caminata por la playa, brisas de primavera, hojas de otoño que caigan lentamente en tu rostro, todas estas cosas nos enseñan que durante el año hay muchos cambios, no todo es calor, no todo es lluvia, no todo es viento.
Siempre existirá la fe y la esperanza. Solo déjate llevar por las pequeñas cosas que te ofrece la vida, disfruta el viaje, observa tu recorrido, observa a tu alrededor y te darás cuenta que estás lleno riquezas.
Uno, siempre uno, será el que finalmente decida con que quiere convivir si con tristeza en tu corazón, viendo lo negativo a todo o conviviendo con todo lo que te rodea lleno de alegría, paz, armonía y felicidad, haciendo multiplicar mucho más las pequeñas cosas que la vida nos ofrece.
Puede interesarle: https://www.diariodelsur.com.co/semana-de-reflexion/
Realmente las “pequeñas” grandes cosas son las que alimentan el espíritu, a diferencia de los que nos vende la sociedad de consumo, la cual nos dice que la felicidad está en el tener. “La cultura de hoy a veces quiere hacernos creer que valemos por nuestra ropa, por nuestros autos, por estar a la moda, porque somos poderosos, porque podemos humillar. Pero precisamente toda esa cultura es la llave al gran vacío interior que comienza a caracterizar a nuestra sociedad.

