Chucho Martínez

¡Refinería o revolución!

Por: Chucho Martínez

Con ese grito en 1970 los nariñenses en masivas y combativas movilizaciones lideradas por la UdeNar -que asumía de verdad el paradigma Universidad Region-, exigíamos la construcción de la refinería de occidente porque teníamos el convencimiento de que esa industria instalada en Tumaco sería la redención de Nariño, Cauca y Putumayo. La palabra revolución se fue perdiendo del léxico de los jóvenes, incluidos los izquierdistas que empezaron a contemporizar con el sistema capitalista o a ser reclutados por los partidos tradicionales que sonsacan lideres de izquierda porque la revolución nunca llegó y se quedó en las montañas y se metamorfoseó en narrativas ambientalistas, animalistas, étnicas, feministas, de género y otras que van apareciendo según la moda que nos impongan la mano invisible del mercado, las redes sociales o la abulia por volver a los principios.  Mi hermano Alfonso decía que volverá a los principios, hoy por hoy, no solo es un acto de resistencia política sino de avanzada.

«Si no hace la revolución Petro, se la hacen los ricos como está ocurriendo con su llamado golpe de estado blando que apunta a desestabilizar al gobierno saboteando las necesarias reformas, polarizando la opinión».

Entonces, frente a las dificultades estructurales que enfrenta el gobierno de Petro que no ha podido someter a los partidos tradicionales, entonces, caemos en la disyuntiva de devolverles el gobierno o radicalizarnos y hacer la revolución.

Lenin líder de la revolución rusa decía que el problema no es hacer la revolución, sino mantenerse en ella. Creo que eso le está pasando a Petro, que ganó las elecciones y ahora tiene dificultades para gobernar, porque, aunque Colombia es un país presidencialista, pesan mucho las otras ramas del poder que si no coinciden con el ejecutivo se pueden volver un conflicto de gobernabilidad, más si el ejecutivo pretende construir un modelo que toque las estructuras tradicionales.

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Si no hace la revolución Petro, se la hacen los ricos como está ocurriendo con su llamado golpe de estado blando que apunta a desestabilizar al gobierno saboteando las necesarias reformas, polarizando la opinión como hacen los medios, sembrando desconfianza en la economía, desmoralizando la Fuerza Pública y sobre todo, judicializando la política. De este peligro como que no se ha dado cuenta el Pacto Histórico que está en el gobierno y agrupa a la mayoría de partidos de izquierda muchos de origen conspirativo porque está ocupado en las pequeñas rencillas parroquiales de las elecciones territoriales sin fundamento, discurso, ni propuestas como en Nariño.