Por: Hernán Insuasti Gonzales (Acord)
La jornada de los ‘clásicos regionales’ de la Liga del fútbol colombiano que termina hoy con el partido entre Boyacá Chicó y Equidad Seguros deja mucho que contar.
Esa expresión la pongo entre comillas porque algunos no tienen nada de regionales, como por ejemplo el cumplido anoche en Montería entre Jaguares de Córdoba y Deportivo Pasto. Y con el calificativo de clásicos solo entran los juegos Cali-América, Nacional-Medellín, Santa Fe-Millonarios, Caldas-Pereira y Magdalena-Junior.
De otro lado, se miraron buenos enfrentamientos con equipos protagonistas como Deportivo Cali y Unión, los cuales, si bien no ganaron, lo merecían, gracias a su destacada actuación.
Pero lo que a mí me sigue rondando en la cabeza y algo que verdaderamente me incomoda, es la marrullería de algunos futbolistas y el desempeño de ciertos árbitros.
Hay jugadores que olvidan o son tan descarados que protagonizan tremendos actos teatrales sin entender que cada encuentro es transmitido a través de la televisión.
«La marrullería en el fútbol colombiano es extrema. Algunos jugadores con sus engaños buscan afectar a sus colegas y sacar provecho engañando a los árbitros que son malos».
Se toman la cara cuando ni siquiera los tocan, se revuelcan en el piso cuando el contacto es mínimo y sus payasadas causan asco. Para citar algunos ejemplos del fin de semana están el atacante del América Facundo Suárez, el lateral del Junior Walmer Pacheco y Johnny Vásquez del Deportivo Pereira. Lo de este último es risible, ya que es uno de los más llorones en el país junto a Didier Moreno de Junior, quienes ‘reparten pata’ como se dice vulgarmente, pero cuando son contactados fuertemente parece que se mueren.
En cuanto a los árbitros, o mejor dicho hay unos arbitricos, que son el colmo. John Alexander Ospina del Quindío es la muestra de una persona que desconoce el fútbol y jamás interpreta el juego. Les aseguro que él nunca tocó un balón, por eso, no sabe qué es esto.
Recuerdo a Ospina desde el partido en Barranquilla entre Junior y Deportivo Pasto por la ida de la final en 2019. Allá fue un desastre, ya que además de su incapacidad se murió de los nervios porque apenas comenzaba.
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Ahora Ospina pasó de ser novato a convertirse en un prepotente que sigue sin entender cómo se juega el fútbol. El sábado expulsó al defensor de Nacional, Cristian Castro Devenish de manera absurda, dizque por un manotazo a Luciano Pons que también se revolcó en el suelo. Así como este juecesito hay muchos más, por eso, nuestro fútbol está muy mal arbitrado.

