Por: Hernán Insuasti Gonzales (Acord)
El paro nacional llevado a cabo el año anterior y el derrumbo a comienzos de este calendario en el municipio de Rosas (Cauca) que nos incomunicó con el centro del país, tiene a los nariñenses en una verdadera crisis social y económica.
Lo peor del asunto es que los mismos habitantes de esta región dedicados a la producción y aquellos encargados de la comercialización han incrementado de manera desmedida, inescrupulosa y continua el precio de absolutamente todo, sin que haya una orden, solo porque les dio la gana.
Es decir, que los mismos nariñenses se están aprovechando de sus paisanos, algo que nos parece totalmente absurdo. Y como esto es una cadena el pretexto es que todo lo compran caro.
Sin embargo, observo una pasividad que raya en la complicidad por parte de nuestras autoridades. No hay vigilancia, no existe un estricto control gubernamental de lo que está pasando, por eso, en el municipio de Pasto y en el departamento ya no se aguanta más, simplemente porque el costo de la vida y la inseguridad está llegando a situaciones insospechadas.
«Las enormes dificultades económicas por las que atraviesa Pasto y todo el departamento de Nariño, debería llevar al Gobierno nacional a declarar la emergencia económica».
Tenemos, además, concejales, diputados, representantes a la Cámara y senadores que brillan por su ausencia en estos instantes tan críticos. Ellos deberían estar actualmente haciéndose sentir para que el Gobierno Nacional declare de una vez por todas la emergencia económica para así buscar salidas que salven a la región y a las personas que ya no tienen que comer.
A los ciudadanos hay que decirles que analicen muy bien lo que está ocurriendo, que vean la indiferencia de nuestros gobernantes, por eso, en este año que es de elecciones deberían darles un gran castigo al no elegir a las personas que ellos pongan.
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Ya es hora que el Gobierno nacional declare el estado de emergencia económica. Acudiendo a su significado, se dice que el presidente de la República puede dictar decretos con fuerza de ley destinados exclusivamente a conjurar los problemas. Además, el mandatario adquiere poderes excepcionales para que, con la firma de todos sus ministros, pueda dictar decretos con fuerza de ley destinados, exclusivamente, a evitar la crisis y a impedir que se extiendan sus efectos.
O sea, eso es lo que podría hacerse ante tan grave dificultad que atraviesa el departamento de Nariño